JESUCRISTO VERDADERO HOMBRE *** VERDAD FUNDAMENTAL DE NUESTRA FE
Decía el Papa San Juan Pablo II en su Audiencia General del miércoles 3 de febrero de 1988 :
"<Jesucristo es verdadero hombre> Esta es una verdad fundamental de nuestra fe. Fe basada en la palabra de Cristo mismo, confirmada por el testimonio histórico de sus Apóstoles y discípulos; transmitida de generación en generación en la enseñanza de la Iglesia...Él experimentaba verdaderamente los sentimientos humanos: La alegría, la tristeza, la indignación, la admiración, el amor..."
Leemos en los Evangelios por ejemplo, que <Jesús se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo > (Lc 10, 21):
"En aquella hora se estremeció de gozo en el Espíritu Santo (cuando volvieron sus discípulos de realizar la labor evangelizadora que les había encomendado) y dijo:- Bendigote, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque encubristres estas cosas a los sabios y prudentes y las descubriste a los pequeñuelos. Bien Padre, que así ha parecido bien en tu acatamiento/.../ Y vueltos los discípulos en particular, les dijo: - Dichosos los ojos que ven lo que veis/ Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que veis, y no lo vieron y oír lo que oís, y no lo oyeron-..."
Estos júbilos del Señor presentan la doxología al Padre y la revelación de su propia divinidad; San Lucas nos presenta el gozo de Jesús en el Espíritu Santo y la declaración de la bienaventuranza de los que -ven y oyen-
En este mismo sentido, sigue diciendo el Papa San Juan Pablo II (Ibid): "Jesús lloró por Jerusalén (Lc 19, 41-42):
"Y cuando estuvo cerca de Jerusalén, viendo la ciudad, lloró sobre ella, diciendo/ -Si conocieras también tú en este día lo que lleva a la Paz!/ porque vendrán días sobre ti en que levantarán una valla tus enemigos contra ti, y te cercarán y te estrecharan por todas partes/ y te arrasarán y estrellaran a tus hijos en ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, en razón de no haber conocido el tiempo oportuno de tu Visitación - "
El Señor en esta ocasión profetiza la catástrofe de Jerusalén; se trata de una lección provechosa para los que le siguen, ya que pone en evidencia que la perdición de los hombres es consecuencia no de su arbitraria prepotencia o de la iniciativa de Dios, sino de la culpable ceguera de los mismos que voluntariamente cierran los ojos para no conocer el camino de la paz y el tiempo de la divina Visitación. Sin embargo, el sentimiento de tristeza alcanza su máxima expresión en Jesús en el huerto de los Olivos de Getsemani. Así por ejemplo, podemos leer en el Evangelio de San Marcos refiriéndose a este triste y transcendental momento de la vida del Señor (Mc 14, 33-35):
"Y llega a una granja, cuyo nombre es Getsemani, y dice a sus discípulos: -Sentaos aquí mientras hago oración-/ Y lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir espanto y abatimiento/ les dice: -Triste en gran manera está mi alma hasta la muerte; quedad y velad-/ Y adelantándose un poco, caía sobre tierra, y rrogaba que, a ser posible, pasase de Él aquella hora..."
Nuestro Señor Jesucristo sufrió mucho también poco antes de su oración al Padre en el huerto de los Olivos. Fue como consecuencia de la muerte de su querido amigo Lázaro. Sucedió en efecto, que su amigo enfermó gravemente y murió. Las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús para que acudirá enseguida y ayudará a su hermano, sin embargo Jesús se retrasó a propósito para llevar a cabo,más tarde, el milagro de su resurrección. Pero al verlo muerto se conmovió y lloró (como hombre), antes de resucitarlo(como Hijo de Dios y Dios verdadero). Así narraba el evangelista San Juan los acontecimientos ocurridos (Jn 11, 17- 27):
" Venido, pues, Jesús, lo halló que llevaba ya cuatro días en el sepulcro/ (...)/ Marta, pues, así que oyó que Jesús llegaba, le fue a encontrar; María (la otra hermana de Lázaro), en tanto, quedaba en casa/ Dijo, pues, Marta a Jesús, si estuvieras aquí no se hubiera muerto mi hermano/ no obstante, ahora sé que cuanto pidieras a Dios, Dios te lo otorgará/ Dicele Jesús: -Resucitará tu hermano-/ (...)/ Jesús, pues, como la vio llorar y que lloraban también los judíos que con ella habían venido, se estremeció en su espíritu y se conturbo/ Y dijo:-Dónde le habéis puesto?- Dicenle: Señor, ven y lo verás /Lloró Jesús /Decían, pues, los judíos: Mira como le quería..."
Ciertamente como decía el Papa San Juan Pablo II (Ibid):
"<Jesucristo se ha hecho verdaderamente uno de nosotros,excepto en el pecado (Heb 4, 15) > Y precisamente, gracias a una semejanza tal: <Cristo, el nuevo Adán >...,manifiesta plenamente el hombre y le descubre la subliminad de su vocación (G.Spes, 22).
Se puede decir que, mediante esta constatacion, el Concilio Vaticano II da respuesta, una vez más, a la pregunta fundamental que lleva por título el célebre tratado de San Anselmo: <Cur Deus homo>. Es una pregunta del intelecto que ahonda en el misterio de Dios-Hijo, el cual se hace verdaderamente hombre, por nosotros, los hombres y por nuestra salvación, como profesamos en el símbolo de la fe <Niceno-Constatinopolitano>.
Cristo manifiesta <plenamente > el hombre, al propio hombre, por el hecho de que Él <no había conocido pecado >. Puesto que el pecado no es de ninguna manera un enriquecimiento del hombre. Todo lo contrario: Lo deprecia, lo disminuye, lo priva de la plenitud que le es propia...
La recuperación, la salvación del hombre caído es la respuesta fundamental a la pregunta sobre el porqué del misterio de la Encarnación"
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