ANTE EL PECADO Y LA TENTACIÓN **** DIOS NO NOS DEJA SOLOS
Durante el -Sermón del monte- el Señor hablaba así a la gente que le seguía a lo largo de su recorrido por Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y del otro lado del Jordán, sobre la forma de orar, para pedir perdón al Padre (Mt 12-13):
"Perdónanos nuestras ofensas,como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;/ no nos dejes caer en la tentación;y libranos del mal"
Como nos decía el Papa Francisco en su Audiencia General del 1 de mayo de 2019 en la Plaza de San Pedro:
"Es con esta penúltima invocación del -Padre Nuestro-, con la que nuestro diálogo con el Padre celestial entra, por así decirlo, en el corazón del drama, es decir, en el terreno de la confrontación entra nuestra libertad y las trampas del maligno."
En efecto, porque como muy bien explicaba San Cirilo de Jerusalén en su Catequesis II titulada: Invitación a la conversión: "No sólo tú eres el autor de lo que haces (mal):Hay también un depravado instigador, el diablo. El tienta a todos,pero no puede con los que no consienten. Por ello dice el Eclesiastés: <Si el espíritu del que tiene poder se abate sobre ti,no abandones tu puesto>. Cierra tu puerta y hazlo huir lejos de ti para que no te cause daño. Pero si das entrada con indiferencia al pensamiento libidinoso,oponiéndote a tu ánimo, plantará en ti raíces, atará tu mente y te arrastrará hasta la cueva de los malvados. Y si acaso dices: Soy fiel, no podrán conmigo los malos deseos, aunque frecuentemente los tenga en mi ánimo. Ignoras tal vez que la raíz que permanece tiempo ligada a la piedra acaba siempre rompiéndola? No aceptes siquiera el germen,porque hará añicos tu fe. Arranca de raíz el mal antes que florezca, no sea que, actuando negligentemente desde un comienzo, tengas luego que pensar en el fuego... Cúrate a tiempo la inflamación de ojo, para que no te quedes ciego y busques entonces médico "
Ahora bien, como también nos recordaba el Papa Francisco (Ibid):
" El -Padre Nuestro- comienza con Padre. Y un padre no pone trampas a sus hijos. Los cristianos, no tienen nada que ver con un Dios envidioso,en competición con el hombre,o que disfruta poniéndole a prueba. Esas son las imágenes de muchas deidades paganas. Leemos en la Carta del Apóstol Santiago: <Ninguno, cuando sea probado, diga -es Dios quien me prueba-; porque Dios ni es probado por el mal ni prueba a nadie> (Sant 1,13). Más bien al contrario: El Padre no es autor del mal, a ningún hijo que pide un pez le da una culebra (Lc 11, 11) como enseña Jesús, y cuando el mal aparece en la vida del hombre, lucha con él, a su lado, para que pueda ser liberado. Un Dios que siempre lucha por nosotros,no contra nosotros: Él es el Padre!"
Si, porque la misericordia y el amor de Dios hacia el pecador, no hacia el pecado, es inmenso, tal como apuntaba San Cirilo, hace ya tantos siglos...Él decía a este respecto (Ibid): "Dios ama a los hombres, y no en escasa medida. No digas tu entonces: He sido fornicador y adúltero, he cometido grandes crímenes, y ello no sólo una vez sino con muchísima frecuencia. Me perdonará, o más bien se olvidará de mí? Escucha lo que dice el salmista: <Que grande es tu bondad, Señor!(Sal 31,20). Tus pecados acumulados no vencen a la multitud de la misericordia de Dios. Tus heridas no pueden más que la experiencia del médico supremo. Entrégate sencillamente a Él con fe; indícale al médico tu enfermedad: Di tú también con David: <Sí, mi culpa confieso, acongojado estoy por mi pecado> (Sal 38, 19). Y se cumplirá en ti lo que también se dice: <Y tú has perdonado la malicia de mi corazón> (Sal 32, 5)"
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