LA SAGRADA EUCARISTÍA **** Y LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI
Como podemos leer en el Catecismo de la Iglesia Católica (n*2177 / n* 2178): "La celebración dominical del día de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. El domingo, en el que se celebra el misterio Pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto / Esta práctica de la asamblea cristiana se remonta a los comienzos de la edad apostólica..."
En efecto, es en este día cuando se rinde homenaje a la Sagrada Eucaristía, considerándola como Sacrificio y como Sacramento. La liturgia de este día se debe al doctor de la Iglesia Santo Tomas de Aquino, que la compuso en 1264 por encargo del Papa Urbano IV. Y fue muy oportuno que que lo hiciera porque como nos recordaba el Papa Benedicto XVI en su día (Exhortación Apostólica de S.S. Benedicto XVI : Sacramentum Caritatis; dada en Roma el 22 de febrero del año 2007):
"El Sacramento de la Caridad (S. Tomás de Aquino), la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor -más grande- ,aquel que impulsa - a dar la vida por los propios amigos- (Jn 15, 13). En efecto, Jesús - los amó hasta el extremo- (Jn 13, 1). Con esta expresión el evangelista presenta el gesto de infinita humildad de Jesús: Antes de morir por nosotros en la Cruz, ciñéndose una toalla lava los pies a sus discípulos.
Del mismo modo, en el Sacramento Eucarístico Jesús sigue amándonos -hasta el extremo-, hasta el don de su cuerpo y de su sangre..."
Un poco más adelante nos habla también el Papa Benedicto XVI, en su Exhortación, de la eficacia integradora del culto eucarístico que se manifiesta casi desde los inicios en el pueblo cristiano, siendo un gran exponente de ello la fiesta del Corpus Christi presente en tantos pueblos de América latina, de España, y de otras tantas partes del mundo...Y es que como manifestaba el Papa (Ibid): "El cristiano está llamado a expresar en cada acto de su vida el verdadero culto a Dios. De aquí toma forma la naturaleza intrínsecamente eucarística de la vida cristiana.
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