DOS SANTAS *** CON NOMBRE DE FLOR
Dos santas con nombre de flor, concretamente -Margarita- tienen en común la pertenencia a la realeza, pero sobre todo el haber llevado una vida de santidad modélica, un ejemplo a seguir para las generaciones futuras.
Nos referimos a santa Margarita reina de Escocia y a santa Margarita princesa de Hungría. Ambas tienen también en común el haber vivido durante la Edad Media; la primera en el siglo XI y la segunda durante el siglo XIII, respectivamente.
El termino Edad Media, viene del siglo XVIII cuando los europeos dieron en considerar que después de los grandes logros conseguidos por la humanidad en Grecia y Roma, se había producido un largo y sombrío periodo de tiempo de interrupción de los mismos hasta la llegada de la Edad Moderna. Sin embargo el tiempo ha demostrado que fue todo lo contrario. En efecto, la mayoría de los historiadores, estudiosos de este interesante tema, en la actualidad, han llegado a la conclusión que fue precisamente durante la Edad Media cuando se establecieron los cimientos culturales, políticos y religiosos de las tres civilizaciones occidentales.
Santa Margarita princesa de Hungría (S.XII-XIII),fue la hija de un rey muy religioso que se llamaba Bala IV, que estaba casado con una mujer también muy creyente, tal como demuestra el hecho de que ambos estuvieron de acuerdo al hacer la promesa de educar a su primera hija en un monasterio de monjas. Esto que en principio, hoy en día, nos parecería extraño especialmente en el mundo de la realeza, en cambio en la llamada -Edad Media- resultaba una opción muy atractiva para las mujeres de la nobleza e incluso para las de la realeza como sucedió en este caso. Ello era debido, entre otros cosas, al hecho de que les garantizaba su salvación, en un tiempo en que fuera de los claustros existía una atmosfera en cierto sentido peligrosa e incierta. Además las oraciones de las mujeres de la realeza sagradas se consideraban muy efectivas para alcanzar el apoyo de Dios para su reino.
Santa Margarita fue, por tanto, ingresada con sólo tres años en el monasterio dominico de Vesprin, y a los diez años la trasladaron a un nuevo convento de esta misma orden, fundado por su padre, que se encontraba en una isla del rio Danubio, la cual posteriormente se llamó, en honor de esta santa, Isla de santa Margarita. Cumplidos los doce años tomo los votos y prácticamente desde ese momento empezó a tener fama de santidad porque había sido agraciada por Dios y se decía que tenía comunicaciones directas de Él, comunicaciones del cielo.
Esta princesa santa se sometía a toda clase de mortificaciones para combatir el pecado y nunca hablaba de sí misma pues no daba importancia a sus antecedentes reales. Por otra parte, se esforzaba en ocultar incluso sus enfermedades porque no quería ser dispensada de la tarea de trabajo diaria que le correspondía realizar en cumplimiento de las reglas de la orden a la que pertenecía. Pero la nota más característica de esta princesa santa era su gran amor por Nuestro Señor Jesucristo.
Sus hagiógrafos aseguran que lloraba abundantemente al recordar la Pasión y Muerte de Cristo y que con frecuencia caía en éxtasis ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y especialmente durante la celebración de la Santa Misa y sobre todo al recibir el Sacramento de la Eucaristía. Era también muy devota de la Madre de Dios y su alma se llenaba de alegría cuando recibía noticias de la celebración de alguna advocación de la Virgen María. Finalmente, recordaremos que era una persona tan humilde que cuando pensaba que podía haber ofendido a alguien ,se postraba a sus pies para pedirle perdón y si había roto el voto de silencio o bien por cualquier otra causa insignificante, cumplía rigurosamente el castigo que su orden le imponía. El Señor la llamó a su lado después de una breve enfermedad cuando sólo tenía veintiocho años y el Papa Pio II (S. XV) decretó que fuese honrada con un oficio en todas las Iglesias de Hungría y muy especialmente en las de los dominicos.
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