LA IGLESIA CATÓLICA RINDE CULTO LATRÉUTICO AL SACRAMENTO EUCARÍSTICO

 


Solamente el apóstol san Juan narra en su Evangelio la promesa de Jesús sobre el Sacramento Eucarístico y lo hace en los siguientes términos al contar las cosas que dijo el Señor en la Sinagoga, enseñando en Cafarnaúm. (Jn 6, 48-58): "Yo soy el pan de vida/ vuestros padre comieron el maná en el desierto y murieron / Este es el pan que baja del cielo, para que quien coma de él no muere/ Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo / Los judíos discutían entre ellos, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?/ Jesús les dijo: Os lo aseguro: Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros/ Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día/ Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida / Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él / Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así quien me come también él vivirá por mí / Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron, quien come este pan, vivirá eternamente"    


En tiempos difíciles para la Iglesia Católica en los que el Sacramento Eucarístico ha sufrido y sufre tantos sacrilegios, es conveniente recordar las palabras del Papa Pablo VI en su Carta Encíclica -Mysterium fidei-, dada en Roma el 3 de septiembre de 1965: "La Iglesia católica rinde culto latréutico (Culto dado sólo a Dios) al Sacramento Eucarístico, no sólo durante la misa , sino también fuera de su celebración conservando con la máxima diligencia las hostias consagradas, presentándolas a la solemne veneración de los fieles cristianos, llevándolas en procesión con alegría de la multitud del pueblo cristiano. 


De esta veneración tenemos muchos testimonios en los antiguos documentos de la Iglesia. Pues los Pastores de la Iglesia siempre exhortaban solícitamente a los fieles a que conservaran con suma diligencia la Eucaristía que llevaban a su casa. En verdad el Cuerpo de Cristo debe ser comido y no despreciado por los fieles amonesta gravemente san Hipólito (Tradit. apostolica, ed. Botte: La tradición apostólica de St. Hippolyte, Munster,1963, 84).Consta que los fieles creían, y con razón, que pecaban, según recuerda Orígenes cuando, luego de haber recibido (para llevarlo)el Cuerpo del Señor, aún conservándolo  con todo cuidado y veneración, se les caía algún fragmento suyo por negligencia. Que los mismos Pastores reprobaban fuertemente cualquier defecto de debida reverencia, lo atestigua Novaciano digno de fe en esto, cuando juzga merecedor de reprobación a quien, saliendo de la celebración dominical y llevando aún  consigo, como se suele, la Eucaristía...lleva el Cuerpo Santo del Señor de acá para allá, corriendo a los espectáculos y no a su casa...    


Ni se debe olvidar que antiguamente los fieles, ya se encontrase bajo la violencia de la persecución, ya por amor a la vida monástica viviesen en la soledad, solían alimentarse diariamente de la Eucaristía, tomando la sagrada Comunión aun con sus propias manos, cuando estaba ausente el sacerdote o el diácono.No décimos esto ,sin embargo, para que se cambie el modo de custodiar la Eucaristía o de recibir la santa comunión, establecido después por las leyes eclesiásticas y todavía vigentes, sino sólo para congratularno de la única fe de la Iglesia, que permanece siempre la misma. De esta única fe ha nacido también la fiesta del Corpus Christi, que, especialmente por obra de la sierva de Dios santa Juliana de Mont Cornillon, fue celebrada por primera vez en la diócesis de Lieja, y que nuestro predecesor Urbano IV extendió a toda la Iglesia; y de aquella fe ha nacido también  otras muchas instituciones de piedad eucarística que, bajo la inspiración de la gracia a porfía, se esfuerza en rendir homenaje a Cristo, ya para darle las gracias por don tan grande, ya para implorar su misericordia.


                                              

Por  su parte,el Papa Benedicto XVI nos hablaba así del Sacramento Eucarístico, también llamado Sacramento del Altar (Sacramentum Caritatis;Exhortación Apostólica de Benedicto XVI;dado en Roma el 22 de febrero, fiesta de la Catedral de san Pedro ,del año 2007):

"En el Sacramento del Altar, el Señor va al encuentro del hombre,creado a imagen y semejanza de Dios (Gen 1, 27),acompañándolo en su camino. En efecto, en este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Pues que sólo nos hace auténticamente libres (Jn 8,36),Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad. 


San Agustín, con su penetrante conocimiento de la realidad humana,ha puesto de relieve cómo el hombre se mueve espontáneamente, y no por coacción, cuando se encuentra ante algo que lo atrae y le despierta el deseo. Así pues,al preguntarse sobre lo que puede mover al hombre por encima de todo y en lo más íntimo, el santo Obispo exclama : ¿Ama algo el alma con más ardor que la verdad? .En efecto, todo hombre lleva en sí mismo el deseo inevitable de la verdad última y definitiva.

Por eso,el Señor Jesús, <<el camino, la verdad y la vida>> (Jn 14,6), se dirige  al corazón anhelante del hombre ,que se siente peregrino y sediento,al corazón que suspira por la fuente de la vida, al corazón que mendiga la Verdad.

En efecto, Jesucristo  es la Verdad en Persona, que trae al mundo  hacia sí :<<Jesús es la estrella polar de la libertad humana>> ... Por eso, la Iglesia, cuyo centro vital es la Eucaristía, se compromete constantemente a anunciar a todos, <<a tiempo  y a destiempo>> ( 2 Tim 4,2) que Dios es amor. Precisamente porque Cristo  se ha hecho  por nosotros alimento de la Verdad, la Iglesia se dirige al hombre, invitándole a acoger libremente el don de Dios"

























 


Comentarios

Entradas populares de este blog

TRABAJOS PUBLICADOS EN : MRM.MARUS (II)

LOS CRISTIANOS DEBEMOS SER TESTIGOS **** DEL AMOR DE DIOS

LA SAGRADA EUCARISTÍA **** Y LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI