DOMINGO DE RAMOS **** SEGUNDO DOMINGO DE PASIÓN
El apóstol san Juan recuerda en su Evangelio que el Señor subió en tres ocasiones a Jerusalén para celebrar las fiestas de Pascua durante el tiempo de su vida pública, pero los evangelistas sinopticos, san Mateo, san Marcos y san Lucas, han trasmitido información solamente de una Pascua, aquella en la que tendrá lugar su Muerte y Resurrección . En efecto, Jesús va,a Jerusalén, en donde sabe que ha de morir dentro de pocos días y hace su entrada solemne en la ciudad, pero eso sí, de una forma sencilla y humilde. Esto es lo que la Iglesia Católica celebra en el Domingo de Ramos,como pórtico e introducción a la Semana Santa. En medio de lo que supone la Semana Santa, en este domingo, se oyen esos cánticos de alegría de aquellas personas limpias de corazón recto que salieron a recibir a Jesús con himnos y alabanzas.No obstante es seguro que en medio de aquella multitud agradecida por la visita del Señor, también se encontrarían los orgullosos fariseos que se consumían de envidia al presenciar el triunfo del Redentor.
En este sentido el Papa Benedicto XVI nos recordaba en su libro - Jesús de Nazaret. Desde su entrada en Jerusalén hasta su Resurrección- (Ediciones Encuentro, S. A. Madrid, 2011): "Es ante todo una -subida- en sentido geográfico: el Mar de Galilea está aproximadamente a 200 metros bajo el nivel del mar,mientras que la altura media de Jerusalén es de 760 sobre el nivel del mar. Como peldaños de esta subida, cada uno de los sinópticos nos ha transmitido tres profecías de Jesús sobre su Pasión, aludiendo con ello también a la subida interior, que se va desarrollando a lo largo del camino exterior: el ir caminando hacia el templo como el lugar donde Dios quiso -establecer- su nombre, como se describe en el libro del Deutoronomio (12, 11 ; 14,23).
La última meta de esta -subida- de Jesús es la entrega de sí mismo en la Cruz, una entrega que reemplaza los sacrificios antiguos;es la subida que la Carta a los Hebreos califica como ascender,no ya a una tienda hecha por mano de hombre, sino al cielo mismo,es decir, a la presencia de Dios. Esta ascensión hasta la presencia de Dios pasa por la cruz,es la subida hacia el -amor hasta el extremo-, que es el verdadero monte de Dios"
Menciona el Papa Benedicto XVI en esta reflexión sobre la -subida- de Jesús a Jerusalén, en su última Pascua, la Carta a los Hebreos. El estado de ánimo de este pueblo,en aquellos tiempos, era verdaderamente muy especial y la causa podría haber sido el hecho de que en un esfuerzo supremo, el judaísmo se empeñó en restaurar su nacionalidad y esplendor religioso...No solamente echaban en falta la esplendidez del culto mosaico, sino también las purificaciones rituales y observaciones tradicionales...A todo esto se sumaba un gran temor por el odio y persecución que sus antiguos correligionarios mostraban hacia ellos. En definitiva , se sentían muy bajos de moral y religiosidad y bastante aterrorizados por el temor a las persecuciones y castigos a los que podrían ser sometidos...Estaban, por tanto, necesitados de una mano amiga que los ayudarse a salir de aquella situación y esta fue sin duda la del Apóstol del Señor, san Pablo, el cual escribió esta Carta en el anonimato, esto es un tema que algunos eruditos han tratado de negarlo, apoyándose en cuestiones muy retóricas...pero nada defitivas.Por eso la gran mayoría de los estudiosos de la Santa Biblia consideraron desde antiguo que era san Pablo sin la menor duda el autor de la misma .
Así les habla el autor de esta magnífica Carta o Epístola, sobre el Santuario celeste y la eficacia del sacrificio de Cristo (Hebreos 9,11-14):
"Mas Cristo, habiéndose presentado como Pontífice de los bienes venideros penetrando el tabernáculo más amplio y más perfecto, no hecho de manos,esto es, no de esta creación/ y no mediante sangre de machos cabrios y de becerros,sino mediante su propia sangre entró de una vez para siempre en el Santuario,consiguiendo una Redención eterna/ Porque si la sangre de machos cabrios y de toros y la ceniza de la becerra santifican con su aspersión a los contaminados en orden a la purificación de la carne/ ¡Cuanto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo inmaculado a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas,para que rindáis culto al Dios viviente!"
"Por eso, no es una mera coincidencia histórica lo que ha determinado la conmemoración en este día (domingo de Ramos) la gran epifanía mesiánica del Salvador. En la mente de la Iglesia ésta conmemoración tiene el mismo sentido para los cristianos que la escena del Tabor para los Apóstoles : Precaverles ante el posible escándalo que el -varón de dolores- podría significar para muchos de ellos; hacerles ver que el hombre que sobre el Golgota cuelga exánime de una cruz es el Hijo de Dios, el Mesías prometido por los profetas, el *Rey Creador del mundo que vieno a redimirno*" (Rmo. P. Justo Pérez de Urbel)
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