LOS DESEOS DE UNOS HOMBRES **** NO PUEDEN CAMBIAR EL MENSAJE DE CRISTO (I)

 


Los deseos de unos hombres no pueden cambiar el Mensaje de Cristo, particularmente en todo lo referente a la vida moral y al magisterio de su Iglesia... En efecto, el Catecismo de la Iglesia Católica, escrito en orden a la aplicación del Concilio Ecuménico Vaticano II, nos confirma que (nº 2032 y nº 2034):

"La Iglesia, *Columna y fundamento de la verdad* (1 Tm 3, 15)  recibió de los apóstoles este solemne mandato de Cristo de anunciar la verdad que nos salva (LG 17). Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualquiera asuntos humanos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas (CI 6 can.747,2)

// El Romano Pontífice y los Obispos como *maestros auténticos*  por estar dotados de la autoridad de  Cristo predican al pueblo que tienen confiado, la fe que hay que creer y que hay que llevar a la práctica (LG 25). El magisterio ordinario y universal del Papa y de los Obispos en comunicación con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, las bienaventuranzas que han de esperar"


Por otra parte, deberíamos recordar  que la autoridad del Magisterio de la Iglesia abarca tanto al Decálogo como la llamada *Ley natural* , tan denostada en nuestros días...

Precisamente el Catecismo de Iglesia Católica nos ayuda a entender la importancia que tienen  tanto el Decálogo como la Ley natural  para la salvación de los hombres (Catecismo de la Iglesia Católica  nº 2070 y nº 2071):

"Los Diez Mandamientos pertenecen a la revelación de Dios. Nos enseñan al mismo tiempo la verdadera humanidad del hombre. Ponen de relieve los deberes esenciales y, por tanto indirectamente, los derechos fundamentales, inherentes a la naturaleza de la persona humana.

El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la Ley natural. Desde el comienzo, Dios
había puesto en el corazón de los hombres los preceptos de la Ley natural... 
Primeramente se contentó recordándoselos. Esto fue el Decálogo (S. Ireneo, haer.4, 15,1) // Aunque accesibles a la sola razón, los preceptos del Decálogo  han sido revelados. Para alcanzar un conocimiento completo y cierto de las exigencias de la Ley natural, la humanidad pecadora necesitaba esta revelación:




"En estado de pecado, una explicación plena de los mandamientos del Decálogo (Tablas de la Ley entregadas a Moisés) resultó necesaria a causa del oscurecimiento de la luz de la *Revelación* y de la desviación de la voluntad (S. Buenaventura, Sent.4,37,1,3)"

Por lo tanto: "Conocemos los Mandamientos de la Ley de Dios por revelación divina que nos es propuesta en la Iglesia, y por la voz de la conciencia moral"



En este  nuevo siglo, tristemente, muchas de estas cuestiones se tratan de cubrir por un tupido velo, como se suele decir...Pero como ya nos advertía en su día el Papa S. Juan Pablo II :  Una  nueva evangelización era necesaria. Concretamente, él se expresaba así en este sentido:

 "Hoy se da, la clara necesidad de una nueva Evangelización. Existe una necesidad de un anuncio evangélico que se haga peregrino  junto al hombre, que camine con la joven generación:
 ¿ Tal necesidad no es ya en sí  misma un síntoma del año 2000, que se está  acercando?" (Cruzando el umbral de la esperanza.; Circulo de Lectores por cortesía de Plaza & Janés Ed. ,S.A.; 1995).

La respuesta a esta pregunta directa de San Juan Pablo II es sin duda: " Sí" . Un sí absoluto tal y como nos muestra la evolución de una parte de la Iglesia que quiere abandonar el Mensaje de Cristo, el cual además, hizo a su Iglesia Jerárquica, pese a quien pese, y que prevalecerá hasta el final de los siglos...
Pasados solamente veinticinco años desde el inicio del nuevo siglo estamos viendo el resultado de aquella necesidad, de una nueva evangelización mesiánica, no cubierta en en su totalidad, que se anunciaba imprescindible... 

Ponemos, sin embargo, la mirada  en el llamado  -Camino Sinodal-, tradicionalmente denominado -Sínodo de los Obispos-  (porque sólo eran los Obispos los que lo llevaban a buen término) y que ahora parece abarcar también a laicos, mujeres y niños (si ello pareciera posible). Por esto, oramos para que  durante este nuevo Pontificado se pueda   llevar a buen puerto la verdadera evangelización de los pueblos hasta lograr que el Mensaje de Cristo, no el mensaje de algunos hombres, llegue a todos los rincones del mundo, como era el deseo de Nuestro Señor Jesucristo.  Este es nuestro deseo y nuestra esperanza.



































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