LOS DESEOS DE UNOS HOMBRES * NO PUEDEN CAMBIAR EL MENSAJE DE CRISTO (II)
Los deseos de unos hombres no pueden cambiar el Mensaje de Cristo y en particular en todo lo referente a la moral y al magisterio de la Iglesia...
En unos momentos en los que el nuevo Papa de la Iglesia católica, León XIV, debe afrontar problemas graves de la Iglesia, es necesario pedir al Señor para que le ilumine y lleve a buen puerto su tarea.
Son muchos los problemas a resolver: El celibato obligatorio de los sacerdotes, el diaconato de las mujeres y un largo conjunto de temas que quedaron pendientes del anterior Pontificado y que podrían conducir a la división de la Iglesia de Cristo.
Ya en su día el Papa san Juan Pablo II aseguraba (Cruzando el umbral de la esperanza; C.L S.A.;1995): "Las divisiones son ciertamente contrarias a cuanto había establecido nuestro Señor. No es posible imaginar que esta Iglesia constituida por Cristo sobre el fundamento de los Apóstoles y de Pedro no sea una. Se puede en cambio comprender cómo en el trascurso de los siglos, en contacto con situaciones culturales y políticas distintas, los creyentes hayan podido interpretar con distintos acentos el mismo mensaje que proviene de Cristo...
Estos diversos modos de entender y de practicar la fe de Cristo pueden en ciertos casos ser complementarios; no tienen por qué excluirse mutuamente entre sí. Hace falta buena voluntad para comprobar todo aquello en lo que las varias interpretaciones de la fe se pueden recíprocamente compenetrar e integrar. Hay también que determinar en qué punto se sitúa la frontera de la división real, más allá de la cual la fe quedaría comprometida..."
En efecto, precisamente es esto lo que sucede en la actualidad, las diferencias llegan a ser de tal naturaleza que no en pocas ocasiones violan elementos fundamentales establecidos por Cristo...En su Mensaje a los hombres, recogido por sus discípulos en los Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y también en la Tradición de la Iglesia, se establecen una serie de normas morales, que ya estaban sin embargo previamente puestas por Dios en el corazón de los hombres (Ley Natural). En este sentido continuaba diciendo el Papa san Juna Pablo II en su libro (Ibid): " Es necesario que el año 2000 nos encontremos más unidos, para emprender el camino de la unidad por la que Cristo rezó en la vigilia de Pascua. El valor de la unidad es enorme. Se trata en algún sentido el futuro del mundo. Se trata del futuro del Reino de Dios en el mundo. Las debilidades y prejuicios humanos no pueden destruir lo que es el plan de Dios para el mundo y la humanidad. Si sabemos valorar todo esto, podemos mirar el futuro con cierto optimismo. Podemos tener confianza en que *El que ha inicia en nosotros la obra buena, la llevará a cumplimiento* "
Han pasado ya algunos años desde que estas manifestaciones tan optimistas fueran pronunciadas por el Papa san Juan Pablo II el cual se había inspirado en cierta medida al hacerlas en la Carta a los Filipenses de san Pablo. Filipos era una ciudad importante, en aquellos tiempos, situada al norte del mar Egeo, en la que el Apóstol san Pablo fundó la primera Iglesia cristiana de Europa, hacia el año 51 d.C., con ocasión de su segundo viaje apostólico. Permaneció san Pablo varios años junto a los filipenses, los cuales le trataron con cariño y devoción, pero llegado el tiempo oportuno el Apóstol partió de allí para continuar con su labor evangelizadora en otros pueblos, hasta llegar a Roma a donde finalmente fue retenido prisionero en su propia casa. Fue por entonces, según parece, cuando el Apóstol escribió esta Carta a los filipenses, haciéndola llegar a ellos a través de su discípulo Epafrodito. En dicha importante Carta, San Pablo toca temas apologéticos, tras éste saludo sumamente significativo (Fil 1, 3-7): "Siempre que me acuerdo de vosotros doy gracias a Dios/ y cuando pido por vosotros en mis oraciones, lo hago con alegría/ por vuestra participación en el progreso del Evangelio desde el primer día hasta ahora/ persuadido de que quien comenzó en vosotros la buena obra la llevará a feliz término para el día de Cristo Jesús/ es justo que yo piense así de todos vosotros, pues os llevo en el corazón, ya que compartís conmigo el privilegio de estar preso y de defender y consolidar el Evangelio"
En momentos tan difíciles para la Iglesia de Cristo esta confianza que muestra el Apóstol del Señor, san Pablo, y el mismo Papa san Juan Pablo II en que *quien comenzó en los hombres la buena obra la llevará a feliz término para el día de Cristo Jesús* , es la que debe estar presente en los hombres de buena voluntad de hoy en día y así lo deseamos desde el mismo momento en que el Papa León XIV ha tomado posesión de la Catedra de Pedro, que con la ayuda de Espíritu Santo, hará comprender a todos los cristianos que el Mensaje de Cristo no se puede cambiar porque Él es el único Hijo de Dios y Dios verdadero.
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