LA SAGRADA EUCARISTÍA ***** SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

 


La Sagrada Eucaristía fue instituida por el Señor durante la Última Cena que celebró con sus discípulos, en el Cenáculo, poco antes de que se produjera su Pasión, Muerte y Resurrección. Después de instituir este Sacramento, confirió a sus Apóstoles y a los sucesores de estos, los Obispos y sacerdotes, el poder de realizar el mismo prodigio mientras durase el mundo. 

Por otra parte, hay que tener en cuenta, que para la válida confección de este Sacramento se necesitan las siguientes materias: Pan de trigo y vino de vid ( en presencia física ambas). La forma son las palabras con que el sacerdote consagra el pan y el vino. Son las mismas palabras que pronunció Jesús cuando instituyó este Sacramento.

Así mismo, conviene  recordar quienes son el Ministro y el Sujeto de la Sagrada Eucaristía: El Ministro de la Consagración es solamente el sacerdote (no una sacerdotisa). Para la distribución o dispensación de este Sacramento hay que distinguir entre Ministro ordinario (solamente el sacerdote) y Ministro extraordinario puede ser el diácono con licencia del ordinario o del párroco (en caso de necesidad esta licencia se presupone legitima). En la actualidad parece que esta licencia se ha ampliado a personas, hombres o mujeres, aceptadas para ello... 


El Sujeto que puede recibir el Santísimo Sacramento del Altar, es todo bautizado, incluso el que carece de uso de razón y puede recibirlo con provecho espiritual, si lo recibe con las debidas disposiciones...

Finalmente: Los efectos sobre el alma de los hombres  que produce el Santísimo Sacramento del Altar son varios y muy importantes. Entre ellos podemos citar los siguientes: "1º Aumenta la gracia santificante ; 2º Perdona los pecados veniales; 3º Preserva de los mortales; 4º Remite la pena temporal; 5º Causa gran dulzura y consuelo interiores; 6º Une estrechamente con Cristo; 7º Une a los fieles entre sí; 8º Alcanza la perseverancia final y la consecución de la gloria; 9º Mitiga la concupiscencia y engendra el amor y la castidad; 10º Produce el germen de la inmortalidad y la semilla de la futura resurrección gloriosa  (Misal y Devocionario del hombre Católico. Rmo. P. Fr .Justo Pérez de Urbel)"   



El Papa Benedicto XVI aseguraba en su día que: " Si es cierto que los Sacramentos son una realidad propia de la Iglesia peregrina en el tiempo hacia la plena manifestación de la victoria de Cristo resucitado, también es igualmente cierto que, especialmente en la liturgia eucarística, se nos da a pregustar el cumplimiento escatológico hacia el cual se encamina el hombre y toda la creación.

El hombre ha sido creado para la felicidad eterna y verdadera, que sólo el amor de Dios puede dar. Pero nuestra libertad herida se perdería si no fuera posible, ya desde ahora, experimentar algo del cumplimiento futuro. Por otra parte, para poder caminar en la justa dirección , necesita ser orientado hacia la meta final. Esta meta última, en realidad es el mismo Cristo Señor, vencedor del pecado y de la muerte, que se nos hace presente de modo especial en la Celebración eucarística. De este modo ,aun siendo todavía como extranjeros y forasteros en este mundo, participamos ya por la fe de la plenitud de la vida resucitada.


El banquete eucarístico, revelando su dimensión fuertemente escatológica, viene en ayuda de nuestra libertad en camino. (Sacramentum Caritatis; Exhortación Apostólica de S.S. Benedicto XVI).

Esta Exhortación apostólica postsinodal retoma la riqueza multiforme de las reflexiones y propuestas surgidas en la XI Asamblea General del Sínodo  de los de los Obispos de 2005, para suscitar en la Iglesia un nuevo impulso y fervor por la Eucaristía.









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