MÁS QUE GANAS DE BEBER *** JESÚS DESEABA ENCONTRAR UN ALMA ENDURECIDA

 


Como podemos leer en el Evangelio de San Juan (Jn 4, 3-18):

"Llegó  Jesús a una ciudad de Samaria llamada Sicar,  cerca del campo que dio Jacob a su hijo José / Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia lo hora sexta/ Llega una mujer de Samaria a sacar agua,y Jesús le dice -Dame de beber- / Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice/ Como tú, siendo judío, me pides de beber a mí que soy samaritana? (porque los judíos no se tratan con los samaritanos) / Jesús le contesto - Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice -dame de beber- le pedirías tú, y él te daría agua viva - / La mujer le dice -Señor, si no tienes pozal, y el pozo es hondo, de dónde sacas agua? - eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados -/ Jesús le contesto - El que bebe de éste agua vuelve a tener sed  pero el que beba del agua que yo  le daré nunca más tendrá sed, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna -/La mujer le dijo, Señor, dame de este agua, así no tendré más sed, y no tendré que venir aqui a  sacarla  "

El Papa Francisco comentando este pasaje del Evangelio de San Juan se expresa en los siguientes términos

"Más que ganas de beber, Jesús está  deseoso de encontrar un alma endurecida. Necesita encontrar a la samaritana para poner en evidencia la sed que ella tenía(se trataba de una mujer de vida irregular que seguramente habría sufrido mucho). A la mujer la impresionó el encuentro con Jesús, él, le hace ver los interrogantes profundos que nos asaltan a todos pero que a menudo acallamos. Nosotros también tenemos muchas preguntas que hacer! Pero no encontramos el valor de dirigirlas a Jesús"  (P. Francisco. El Evangelio del domingo, Ed. Planeta S.A., 2021).

Sí, el Señor se hizo el encontradizo con la samaritana porque deseaba ayudarla, sabía que su corazón endurecido por la mala vida que hasta entonces había llevado estaba esperando el -agua viva- que sólo él, le podía dar. Es el Apóstol San Juan el que nos relata este hermoso pasaje de la vida del Señor como uno más, en que el agua tiene un protagonismo único,  muy especial. 


Ciertamente el simbolismo del agua recorre el cuarto Evangelio (escrito por el Apóstol  san Juan) de principio a fin, tal como nos hacía notar el Papa Benedicto XVI  en su libro -Jesús de Nazaret. Primera Parte. La Esfera de los libros, 2007- :

"Inmediatamente del capítulo 4, encontramos a Jesús junto al pozo de Jacob.El Señor promete a la samaritana un agua que será, para quién beba de ella, fuente que salta para la vida eterna, de tal manera que quién beba no volvera a tener sed. Aquí, el simbolismo del pozo está relacionado con la historia salvifica de Israel...

Aquí, junto al pozo encontramos a Jacob como el gran Patrialca que, precisamente con el pozo, ha dado el agua, el elemento esencial para la vida. Pero el hombre tiene una sed mucho mayor aún, una sed que va más allá del agua del pozo, pues busca una vida que sobrepase el ámbito de lo biológico..."

Precisamente el Apóstol San Juan nos cuenta en su Evangelio que Jesús  volvió a hablar del -agua viva- , es decir del -agua de la vida-, poco después de este incidente con la mujer samaritana. Concretamente durante su tercer viaje a Jerusalén, el Señor se pronunciaba en los siguientes términos (el último  día,  el más solemne  de la fiesta de los tabernáculos) (Jn 7, 37-9):

"Jesús en pie y en voz alta dijo: El que tenga sed, que venga a mí  . El que cree en mí  que beba. Lo dice la Escritura :De sus entrañas brotara ríos de -agua viva-" 

Eso lo dijo refiriéndose  al Espíritu Santo, que habrían  de recibir los que creyeran en Él;  pues aún  no había  Espíritu (cosa que ocurrió en Pentecostes),  porque Jesús no había sido aún  glorificado (no había Muerto y Resucitado).
















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