SANTA ROSA DE LIMA *** EJEMPLO DE PACIENCIA EN EL SUFRIMIENTO
Santa Rosa nació a finales del siglo XVI en Lima, capital de Perú. Recordemos que Perú fue precisamente conquistada por Pizarro a principios del siglo XVI, durando el procesó cuatro años, concretamente entre 1531 y 1535, siendo fundada Lima, poco después. Por entonces, la obra de la Iglesia Católica, fue muy importante en aquellas tierras del llamado Nuevo Mundo. En efecto, muchos grupos de misioneros actuaron por todas partes, predicando el Evangelio de Cristo y ayudando a sus pueblos para alcanzar una vida más próxima a la existente en el Viejo Continente.Las órdenes misioneras en América fueron muchas, entre las que destacan las de los franciscanos, dominicos, agustinos y mercenarios (sustituida más tarde por jesuitas).
Santa Rosa eligió unirse, en concreto, a la orden de Penitencia del Patrialca santo Domingo, obra en la que también había procesado Santa Catalina de Siena. Sus hagiografos cuentan que fue su hermano el que conociendo bien su paciencia en el sufrimiento y su amor por los pobres y desvalidos, el que hizo las diligencias oportunas para que Rosa entrase en el monasterio de la Encarnación de la orden de San Agustín.
Ocurrió sin embargo, según los mismos, que el día señalado para su ingreso, ella se arrodilló en la capilla y cuando iba a tomar el velo, se dio cuenta de que le era imposible levantarse. Aquel hecho prodigioso hizo comprender a la joven que no era ese el deseo divino y entonces fue cuando eligió entrar en la orden de los dominicos.
A Santa Rosa la habían bautizado sus padres con el nombre de Isabel, pero sucedió que desde la cuna, según unos, o en algún momento de su infancia, según otros, su rostro se tornó rosa, de manera que ella misma daba la sensación de ser una bella rosa, de ahí que desde entonces todos la llamaban Rosa.
Desde muy niña demostró una gran caridad para con los pobres y enfermos y un deseo constante de vivir en oración y penitencia. Su alimentación era frugal, prácticamente no tomaba fruta y ayunaba tres días a la semana, en los que sólo tomaba agua y pan. Además su forma de vestir era recatada y austera, más concretamente se cuenta que solía llevar una saya de tela basta abrasadora, durante cualquier época del año, incluso en los días de más calor...
Por otra parte, su madre deseaba que hiciera un buen matrimonio pero ella desde muy joven había entregado su alma a Dios y por esta causa y por su afán de ayudar a los pobres, le hacia la vida muy difícil. Ella sin embargo procuraba obedecer la en todo, excepto en aquellas cosas que estuvieran en contra de la ley de Dios. Sufría mucho por esta causa aunque siempre contó con la ayuda de su hermano.
La paciencia en el sufrimiento fue su norma de vida antes de entrar en la orden de los dominicos y también después, porque el demonio la atacaba constantemente para que cayera en pecado y también sufrió momentos de angustia espiritual...Pero ella persevero en la oración y sometió su cuerpo a una constante mortificación. En este sentido sus hagiografos cuentan que disciplinada su cuerpo ciñendo la cintura con una cadena y en su cabeza colocaba una especie de corona con espinas en recuerdo de los padecimientos sufridos por Cristo.
El Señor la recompeso, por su fidelidad y amor, ayudándola en todo momento para soportar con paciencia sus sufrimientos. Murió la santa tras una penosa enfermedad muy joven, un 24 de agosto del año 1617. Fue canonizada en 1671 por el Papa Clemente X, siendo la primera reconocída por la Iglesia católica, en América. Es la patrona de Lima, de Perú y de las Filipinas.
Una célebre frase que se reconoce como suya es, *No tengo miedo de manchar mis ropas por las llagas de los pobres, que más feamente mancharon el rostro de Jesús. Cuando servimos a los enfermos, a Jesús servimos *
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