CRISTO REDENTOR *** ES NUESTRA PAZ Y TAMBIÉN NUESTRA RECONCILIACIÓN
El Papa San Juan Pablo II escribió su Exhortación Apostólica -Reconciliatio et Paenitentia- poco después de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos del mes de octubre del año 1983;en ella invita a su grey a redescubrir las palabras de San Pablo cuando dijo: Reconciliaos con Dios... Él es nuestra paz y es también nuestra reconciliación
En efecto, San Pablo en su segunda Carta a los Corintios entre otras cosas les hablaba del amor como estímulo apostólico y llegaba a decir (2 Cor 5, 18-20):
"Todo viene de Dios que nos reconcilió con Él por medio de Cristo, y nos confió el ministerio de la reconciliación/ Pues Dios, por medio de Cristo, estaba reconciliando el mundo, no teniendo en cuenta sus pecados y haciéndonos a nosotros depositarios de la palabra de la reconciliación/ Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortase por nosotros. En nombre de Cristo os rogamos reconciliaos con Dios"
Pero como nos recordaba también el Papa San Juan Pablo II (Ibid):"San Pablo nos permite ampliar más aún nuestra visión de la obra de Cristo a dimensiones cósmicas, cuando escribe de Él, el Padre ha reconciliado consigo todas las criaturas, las del cielo y las de la tierra. Con razón se puede decir de Cristo Redentor que -En el tiempo de la ira ha sido hecho reconciliación y que, si Él es nuestra paz, es también nuestra reconciliación-.
Con toda razón, por tanto, su Pasión y Muerte, renovadas sacramentalmente en la Eucaristía, son llamadas por la liturgia -Sacrificio de reconciliación-: reconciliación con Dio, y también con los hermanos, puesto que Jesús mismo nos enseña que la reconciliación fraterna ha de hacerse antes del sacrificio"
Recordaba el Papa de nuevo al Apóstol San Pablo, en este caso refiriéndose a su Carta dirigida a los efesios cuando les decía que los hombres habían sido gratuitamente salvados por Dios y Cristo era el artifice de la paz y de la unidad (Ef 2, 14- ):
"Porque Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos uno sólo, destruyendo el muro de enemistad que los sepaba/ Él ha anulado en su propia carne la ley con sus preceptos y sus normas. Él ha creado en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad, restableciendo la paz/ Él ha reconciliado a los dos pueblos con Dios uniéndose en un sólo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la enemistad /Su venida ha traído la buena noticia de la paz: paz para vosotros los que estabais lejos y paz también para los que estaban cerca/ Porque gracias a Él unos y otros, unidos en un solo espíritu, tenemos acceso al Padre / Por tanto, ya no sois extranjeros o advenedizos, sino conciudadanos dentro del pueblo de Dios; sois familia de Dios/ estáis edificados sobre el cimiento de los Apóstoles y Profetas y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular/ en quien todo el edificio, bien trabado, va creciendo hasta formar un templo consagrado al Señor/ y en quien también vosotros vais formando conjuntamente parte de la construcción, hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, morada de Dios "
Hermosa enseñanza la de San Pablo que ha querido recoger el Papa San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica, por eso también él nos pedía en la misma que:
"La mirada fija en el misterio del Golgota debe hacernos recordar siempre aquella dimensión -vertical- de la división y de la reconciliación en lo que respecta a la relación hombre- Dios, que para la mirada de la fe prevalece siempre sobre la dimensión -horizontal- , esto es, sobre la realidad de la división y sobre la necesidad de la reconciliación entre los hombres. Nosotros sabemos, en efecto, que tal reconciliación entre los mismos no es y no puede ser sino fruto del acto Redentor de Cristo, Muerto y Resucitado para derrotar el reino de pecado, restablecer la alianza con Dios y de este modo derribar el muro de separación que el pecado había levantado entre los hombre"
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