EL ESPÍRITU SANTO Y SU PRESENCIA *** REAL Y VIVA EN EL HOMBRE
Jesús se manifestó a sus Apóstoles después de su Muerte y Resurrección y les anunció la venida de Espíritu Santo. Concretamente el evangelista San Lucas contaba así como sucedió (Lc 24, 36-46):
"Estaban hablando ellos, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo: -La paz esté con vosotros- /Aterrados y llenos de miedo, creían ver un fantasma /Pero Él les dijo: -De qué os asustais? Porqué surgen dudas en vuestro interior? /Vez mis manos y mis pies;soy yo en persona. Tocadme y convenceos de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo/(...)/Después les dijo:-Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos- /Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras /Y les dijo:- Estaba escrito que el Mesías tenía que Morir y Resucitar de entre los muertos al tercer día /y que en su nombre se anunciará a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados /Vosotros sois testigos de estas cosas /Por mi parte, os voy a enviar el don prometido por mi Padre-"
"Vosotros quedaos en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fuerza que viene de lo alto"
Con la promesa del Padre, Jesús se está refiriendo a la llega del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostes sobre la Iglesia naciente constituida en aquellos momentos por la Virgen María y sus discípulos reunidos en el Cenaculo. Precisamente el Apóstol San Pablo nos hablaba en su día sobre el papel que jugó el Espíritu Santo, tanto desde el punto de vista de impulsar a los Apóstoles a llevar a cabo la evangelización de todo el mundo, por entonces conocido, como desde el punto de vista de su presencia real y viva en la vida de los hombres. En este sentido, el Papa Benedicto XVI manifestaba (Audiencia General del 15 de noviembre de 2006):
"San Pablo reflexiona sobre el Espíritu Santo mostrando su influjo no solamente sobre el actuar del cristiano, sino también sobre su ser. En efecto, dice que el Espíritu de Dios habita en nosotros, y que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo"...
El Papa Benedicto XVI fundamenta, su reflexión teológica sobre el Espíritu Santo, en las Cartas que San Pablo escribió al pueblo romano, a los corintios y a las gentes procedentes de la Galicia. Así, concretamente en su Carta a los Romanos, San Pablo se expresaba en los siguientes términos, al hablarles de la vida en el Espíritu (Rm 8, 5-11):
"Los que viven según sus apetitos, a ellos subordinan su sentir; más los que viven según el Espíritu, sienten lo que es propio del Espíritu/ Ahora bien, sentir según los propios apetitos lleva a la muerte; sentir conforme al Espíritu conduce a la vida y a la paz /Y es que nuestros desordenados apetitos están enfrentados a Dios, puesto que ni se someten a su ley ni pueden someterse / Así pues, los que viven entregados a sus apetitos no pueden agradar a Dios /Pero vosotros no vivís entregados a tales apetitos, sino que vivís según el Espíritu, porque el Espíritu de Dios habita en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, es que no pertenece a Cristo /Ahora bien, si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté sujeto a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive por la fuerza salvadora de Dios /Y si el Espíritu de Dios que Resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que Resucitó a Jesús de entre los muertos hará revivir vuestros cuerpos mortales por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros "
Estas palabras de San Pablo son muy importantes y nos hablan de la <inhabitacion >: El Espíritu Santo es a la vez Espíritu de Dios Padre y Espíritu de Cristo;y como es Espíritu del Padre, porque procede del Padre, así también es Espíritu de Cristo, porque procede de Cristo en cuanto Dios. El tema no es fácil de entender, pero que se puede esperar de un misterio divino...El hombre no está capacitado para llegar a tan alto nivel. De cualquier forma, lo que si se puede comprender es que el efecto de la inhabitacion es la justicia y por la justicia, la vida. Por eso, como también decía el Papa Benedicto XVI(Ibid):
" Para San Pablo, el Espíritu nos penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. A este propósito pronunció estas importantes palabra (Rm 8, 1-4):
"Ya no pesa, por tanto, condenación alguna sobre los que viven en Cristo Jesús/ La ley del Espíritu vivificador me ha liberado por medio de Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte/ Pues lo que era imposible para la ley, a causa de la fragilidad humana, lo realizó Dios enviando a su propio Hijo con una naturaleza semeja a la del pecado. Es más, se hizo sacrificio de expiación por el pecado y dictó sentencia contra él a través de su propia naturaleza mortal/para que así, los que vivimos, no según nuestros desordenados apetitos, sino según el Espíritu, cumplamos la ley en plenitud "
Por eso, como decía el Papa Benedicto XVI (Ibid):
"Dios nos considera hijos suyos, pues nos ha elevado a una dignidad semejante, aunque no igual, a la de Jesús mismo, el único Hijo verdadero en sentido pleno. En Él se nos da o se nos restituye la condición filial y la libertad confiada en relación con el Padre.
De este modo descubrimos que para el cristiano el Espíritu, ya no es sólo el <Espíritu de Dios>, como se dice normalmente en el Antiguo Testamento y como se sigue repitiendo en el lenguaje cristiano. Y tampoco es sólo un Espíritu Santo entendido genéricamente, según la manera de expresar del Antiguo Testamento y del mismo judaísmo es sus escritos (por ejemplo el Qumran).
Es específica de la fe cristiana, la convicción de que el Señor Resucitado, el cual se ha convertido él mismo en <Espíritu que da vida>, nos da una participación original de este Espíritu"
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