EL PAN DE DIOS ES EL QUE BAJA DEL CIELO ***Y DA VIDA AL MUNDO
El Apóstol San Juan en su Evangelio, narró los *milagros- signos* de Jesús. El cuarto es la multiplicación de los panes. Sucedió, en efecto, que después su discurso apologético, Jesús realizó este signo conocido como la primera multiplicación de los panes. Como le seguía una gran muchedumbre porque veían los prodigios que obraba con los enfermos, el Señor se subió a un monte con sus discípulos, pero la gente también subió tras Él, y se compadecio de ellos y quiso de darles algo de comer y preguntó a Felipe, uno de sus discípulos: De dónde vamos a comprar panes para que coman éstos? Pero bien sabía Jesús lo que que quería hacer. Así narraba San Juan, allí presente, los sucesos acaecidos (Jn 6, 7-13):
" Respondióle Felipe: Con doscientos denarios no tienen suficientes panes para que cada uno tome un bocado/ Entonces intervino otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, diciendo:/ Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero, que es esto para tanta gente?/ Jesús mandó que se sentaran todos, pues había mucha hierba en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres/ tomó los panes, y después de haber dado gracias a Dios, los distribuyó entre todos. Hizo lo mismo con los peces y les le dio todo lo que quisieron/ Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada/ Lo hicieron así, y con lo que sobró de los cinco panes llenaron doce cestos"
Ciertamente en este cuarto signo de Jesús aparece la imagen del pan y tal como nos dice el Papa Benedicto XVI (Jesús de Nazaret; primera parte; la esfera de los libros, S.L.,2007), el contexto fundamental en el que se sitúa todo el capítulo 6 del Evangelio de San Juan, es la comparación entre Moisés y Jesús: Jesús es el Moisés definitivo y más grande, el profeta que Moisés anunció a las puertas de la Tierra Santa y del que Dios dijo: Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo mande (Dt 18, 18). Por eso no es casual que al final de la multiplicación de los panes, y antes de que intentaran proclamar rey a Jesús, aparezca la siguiente frase (Jn 6, 14): <Este sí que es el profeta que tenía que venir al mundo>...
Pero el gran don que se perfilaba en el recuerdo era sobre todo el maná: Moisés había regalado el pan del cielo, Dios mismo había alimentado con pan del cielo al pueblo errante de Israel. Para un pueblo en el que muchos sufrían el hambre y la fatiga de buscar el pan cada día, ésta era la promesa de las promesas, que en cierto modo lo resumía todo: La eliminación de toda necesidad, el don que habría saciado el hambre de todos y para siempre... Si embargo, como también nos decía el Papa Benedicto XVI (Ibid):
"En el desarrollo interno del pensamiento judío ha ido dilucidandose cada vez más que el verdadero pan del cielo, que alimentó y alimenta a Israel, es la Ley, la Palabra de Dios (Pr 9, 5)"
Por eso, de todas las narraciones del cuarto signo, realizadadas por los cuatro evangelistas, hay que destacar la de San Juan por la razón de que en ella se encuentra el simbolismo eucaristico, ya que según el Apóstol con este milagro-signo se preparaba Jesús precisamente para dar su discurso eucaristico poco después. En efecto, según el Evangelio de San Juan la muchedumbre que había presenciado la multiplicación de los panes y los peces, y había saciado su hambre con ella, siguió a Jesús y a sus discípulos hasta Cafarnaúm. Así narró San Juan lo ocurrido (Jn 6, 24-33):
"Cuando se dieron cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se dirigieron a Cafarnaúm en busca de Jesús/Lo encontraron al otro lado del lago y le dijeron: Maestro, cuándo has llegado aquí?/Jesús les contestó: Os aseguro que no me buscáis por los signos que habéis visto, sinoporque comisteis pan hasta saciaros/ Esforzaos, no por conseguir el alimento transitorio, sino el permanente, el que da vida eterna. Este alimento os lo dará el Hijo del hombre, porque Dios Padre, lo ha acreditado con su sello(...)/ Jesús les dijo: Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo. Es mi Padre quien os da verdadero pan del cielo / El pan de de Dios viene del cielo y da la vida al mundo"
En este sentido decía el Papa Benedicto XVI (Ibid):
"Sí, la Torá es <pan> que viene de Dios; pero sólo nos muestra, por así decirlo, la espalda de Dios...<El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo>. Pero como los que le escuchaban seguían sin entenderlo, Jesús lo repite de un modo inequívoco: <Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed> (Jn 6, 35). La Ley se ha hecho Persona. En el encuentro con Jesús nos alimentamos, por así decirlo, del Dios vivo, comemos realmente el < pan del cielo >"
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