EL SER HUMANO LLEVA EN SU GENOMA *** LA HUELLA PROFUNDA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
^El ser humano lleva en su genoma, la huella profunda de la Santísima Trinidad^ Fue el Papa Benedicto XVI el que utilizó esta analógica sugerida por la biología durante la Solemnidad de la Santísima Trinidad un domingo 7 de Junio del año 2009. Este gran teólogo entre otras muchas cosas, sobre un tema tan interesante, nos venía a decir:
"La prueba más fuerte de que hemos sido creados a imagen de la Trinidad es ésta:Sólo el amor nos hace felices, porque vivimos en relación, y vivimos para amar y ser amados..."
El Papa San Pablo VI había reflexionado sobre esta cuestión, algunos años antes, en su Profesión de Fe (Credo), pronunciada el 30 de Junio de 1968, concretamente al mencionar a la Santísima Trinidad, lo hacía en los términos siguientes:
"Creemos en un sólo Padre, Hijo y Espíritu Santo. Creador de las cosas visibles -como es este mundo, en el que pasamos nuestra breve vida - y de las cosas invisibles como los espíritus puros, que llamamos ángeles, y también Creador en cada hombre del alma espiritual e inmortal/ Creemos que este Dios Único es tan absolutamente Uno en su Santísima esencia como todas sus demás perfecciones: En su Omnipotencia, en su Ciencia infinita, en su Providencia, en su Voluntad y en su Caridad.
^Él es el que es^, como Él mismo reveló a Moisés (Ex 3, 14). Él es Amor, como nos enseñó el Apóstol San Juan (1 Jn 4, 8) de tal manera que estás dos palabras, Ser y Amor, expresan inefablemente la misma divina esencia de Aquel que quiso manifestarse a sí mismo a nosotros y que, habitando la luz inaccesible (1 Tm 6, 16) está en sí mismo sobre todo nombre y sobre todas las cosas e inteligencias creadas. Solo Dios puede otorgarnos un conocimiento recto y pleno de sí mismo, revelandose a sí mismo como el Padre, Hijo y Espíritu Santo, de cuya vida eterna estamos llamados por la gracia a participar, en la tierra, en la oscuridad de la fe, y después, en la luz sempiterna.
Los vínculos mutuos que constituyen a las tres Personas desde toda la eternidad, cada una de las cuales es el Único y mismo Ser divino, son la vida íntima y dichosa del Dios Santísimo, lo cual supera infinitamente aquello que nosotros podemos entender de modo humano/ Sin embargo, damos gracias a la divina bondad de que tantísimos creyentes pueden testificar, con nosotros ante los hombres, la unidad de Dios, aunque no conozcan el Misterio de la Santísima Trininidad..."
En definitiva, como muy bien decía el Papa Benedicto XVI :
"El ser humano lleva en su genoma la huella profunda de la Santísima Trinidad...Dios es todo amor y sólo amor, amor purisimo, infinito y eterno. No vive en una espléndida soledad, sino que es más bien fuente inagotable de vida que entrega y comunica incesantemente. Lo podemos intuir, en cierto modo, observando por tanto en el macro- Universo, nuestra Tierra, los Planetas, las Estrellas, las Galaxias...
En todo lo que existe está gravado, en cierto sentido, el nombre de la Santísima Trinidad, porque todo el ser, hasta sus últimas partículas, es ser en relación, y así se trasluce el Dios -relación- , se trasluce en última instancia el Amor creador. Todo proviene del amor, tiende al amor y se mueve impulsado por el amor, naturalmente con grados diversos de conciencia y de libertad... "
Por último, recordemos que el Papa Francisco también nos ha hablado de la Santísima Trinidad, lo hizo por ejemplo el domingo 30 de mayo de 2021 para recordarnos entre otras cosas que:
" El Padre es amor, el Hijo es amor y el Espíritu Santo es amor. Y en cuanto es amor, Dios, aunque es único, no es soledad, sino comunión, entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Porque el amor es esencialmente don en sí mismo, y en su realidad originaria e infinita, es Padre que se da generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de unidad.
No es fácil entenderlo, pero se pude vivir este Misterio...Este Misterio de la Trinidad nos fue desvelado por el mismo Jesús. Él nos hizo conocer el rostro de Dios como Padre misericordioso; se presentó a Sí mismo, verdadero hombre, como Hijo de Dios y Vervo del Padre, Salvador que da la vida por nosotros. Y habló del Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, Espíritu de Verdad, Espíritu Paraclito (Consolador y Abogado)"
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