DOS SANTOS MÁRTIRES ***** DEL SIGLO XVII




San Juan Southworth y San Enrique  Morse son dos Santos  Mártires que tienen mucho en común. En primer lugar tienen en común, el hecho de que dieron sus vidas por Cristo y su Mensaje. No sabemos si llegarían a conocerse,pero es posible, dado que  vivieron en el mismo país, en el mismo tiempo, al menos pudieron tener referencias  respecto a sus esfuerzos por evangelizar al pueblo durante  el siglo XVII, una época verdaderamente difícil para llevar a buen término  el mandato del Señor. 

Fueron beatificados por el Papa Pio XI,en el año 1929 y fueron canonizados también  por el mismo Pontífice, Pablo VI, en el año 1970 como pertenecientes al grupo de los 40 mártires  de Inglaterra y de Gales.Tienen en común también, la circunstancia  de haber nacido, a finales del siglo XVI en Inglaterra; Enrique  Morse nació  dentro de una familia de la pequeña nobleza en el año 1595 en Brome,Suffolk y Juan Southworth nació el año 1592 y pertenecía a una familia católica de Lancashire.

Los siglos XVI y XVII fueron muy duros para la Iglesia Católica en el Viejo Continente ya que durante los mismos,se extendió rápidamente un movimiento religioso,el protestantismo, que dio lugar a  enfrentamientos y luchas sangrientas, en ciertas ocasiones incluso entre componentes  de una misma familia. El protestantismo tuvo su origen en Alemania en el siglo XVI y se propagó rápidamente por Inglaterra, Escocia, Suecia,el Norte de Francia,Suiza y todo el Norte de Europa. Este movimiento religioso contrario a la religión Católica ,en principio pretendía solamente  ser una reforma de las costumbres dentro del catolicismo, pero en realidad muy pronto se pudo comprobar que no atacaba los posibles problemas  de tipo disciplinario que pudieran existir,sino que era un ataque frontal al Dogma de fe la Iglesia de Cristo  y por tanto esto acabó por dividir en dos a Europa, perdiendo así la unicidad espiritual  que desde siempre había existido.


Concretamente la ruptura con la Iglesia católica se produjo cuando en el año 1517, el Papa León X (1513-1523),publicó una bula de indulgencias ,cuya divulgación encargó  a la Orden de los dominicos. Martín Lutero era un fraile de la Orden de los agustinos que durante una visita a Roma  no le gustó  la forma en que se estaba llevando a cabo dicha bula y a su regreso a su país sin tener en cuenta las posibles consecuencias de sus actos,fijo en la puerta de la Iglesia de Wittemberg,el pliego de sus tesis sobre este asunto,negando el valor de las indulgencias. Por su parte el dominico Juan Tetzel contestó  a las mismas dando comienzo así a una polémica  que se extendió rápidamente por Alemania. 

Éste fue desgraciadamente un caso histórico en el que, el gran invento de la imprenta, facilitó rápidamente la propagación de unos documentos muy dañinos para la Iglesia de Cristo. Sí, porque algo después  de este desgraciado suceso, Lutero escribió sus ideas sobre temas dogmáticos de la religión católica y los público en tres libros en los que llegaba a manifestar que la salvación sólo se realizaba por la fe,negaba la obediencia  al representante de Cristo en la tierra,el Papa de Roma, heredero de los méritos de San Pedro, por deseo expreso del Señor; además de ésto, consideraba que la Santa Biblia  podía interpretarse al libre alberdrio de cada persona,sin tener en cuenta las enseñanzas de la Iglesia y otras muchas cosas contrarias al Mensaje  de Cristo.  

En 1520 el Papa León  X, tras un largo proceso de desacuerdos,mandó publicar la bula de excomunión contra Lutero.Con una rapidez asombrosa la que fue llamada Reforma de la Iglesia,por los enemigos de ésta, se propagó  con gran rapidez por toda Europa.

Concretamente, el rey Enrique  VIII se nombró así mismo cabeza de la Iglesia de su país  y Tomás Cromwell, instigador de este proceso,recibió la dignidad  de arzobispo de Canterbury. El anglicanismos conservaba todos los cultos y jerarquías  de la Iglesia Católica, pero la autoridad suprema no era ya el Papa de Roma, sino el rey de Inglaterra. A la muerte de Enrique VIII le sucedió Eduardo VI,hijo de éste y de Juana Seymur,el cual modificaría el anglicanismo,en cuanto al Dogma de la Iglesia de Cristo,adoptando una mezcla de principios católicos, calvinistas  y luteranos,en el Acta de la Uniformidad. 


La historia  de los dos Santos anteriormente nombrados  son un buen ejemplo  del ambiente religioso existente en la época que les tocó vivir en su país  de origen. Concretamente Enrique Morse S.J. cuando estudiaba la carrera jurídica en Londres, adoptó la religión católica, ordenandose sacerdote en el año 1624 en Roma.De vuelta a Londres,realizó sus votos en la Orden de los jesuitas durante su estancia en prisión, ante su compañero  de calabozo,el Padre John Robinson. Terminado su tiempo de prisión fue desterrado a Flandes,pero se empeñó en volver a Inglaterra y lo hizo de forma clandestina;por el camino tuvo ocasión de ayudar a los enfermos de una epidemia de peste que se había  declarado en 1636.No se contagió pero muy pronto fue de nuevo detenido y condenado a muerte en 1645 por evangelizar la conversión al catolicismo.El día de su ejecución celebró la Santa Misa y camino del cadalso se pudo ver un largo cortejo funerario formado principalmente por embajadores de países católicos como España y  Portugal ...que querían homenajear a este Santo Mártir.


Por su  parte San Juan Southworth estudio en Douai(norte de Francia).Antes de volver a su país fue ordenado sacerdote y en cuánto pisó de nuevo Inglaterra y empezó a evangelizar el catolicismo, fue apresado y deportado a Francia.Pero como San Enrique Morse quiso volver a Inglaterra... Le fue posible instalarse en Clerkenwell coincidiendo con la plaga que sufría la ciudad y allí se dedicó a asistir a los enfermos al tiempo que los evangelizaba.En Westminster desgraciadamente fue de nuevo arrestado y en  ésta ocasión fue interrogado y luego directamente condenando a la horca, y a que su cadáver fuera descuartizado...En la actualidad sus restos se conservan en la Capilla de San Jorge y los Mártires  ingleses, en la Catedral  de Westminster en Londres.

Como podemos leer en el Catecismo  de la Iglesia Católica  escrito en orden a la aplicación del Concilio Ecuménico  Vaticano  II (número 2473):

"El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe;designa un testimonio  que llega hasta la muerte.El mártir da testimonio de Cristo, Muerto y Resucitado,al cual está unido por la caridad. Da testimonio de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza."


 






























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