EL CRISTIANISMO CATÓLICO **** Y LAS OTRAS RELIGIONES
En efecto, el Papa Benedicto VXI, en la inauguración de la Pontificia Aula Magna de la Universidad Urbaniana ,un 21 de octubre del año 2014, venia a decir a este respecto: "En Pentecostés los Apóstoles hablaron en todas las lenguas pudiendo así manifestar, por el poder del Espíritu Santo la amplitud de la fe. Desde entonces la Iglesia ha crecido de verdad en todos los Continentes...El profeta Zacarias anunció un reino mesiánico que iría de mar a mar y sería un reino de paz . Y ciertamente, allá donde se celebra la Eucaristía ,y los hombres, empezando por el Señor, se convierten todos en un sólo Cuerpo, se hace presente aquella paz que Jesucristo prometió dar a sus discípulos.
Vosotros queridos amigos debéis ser cooperadores de esta paz que , en un mundo desgarrado y violento, resulta cada vez más urgente construir y preservar" Palabras proféticas de un Papa que no hace tanto se encontraba aún entre nosotros y que si viera la situación del mundo tras este corto periodo de tiempo transcurrido desde su muerte hasta nuestros días probablemente no se sorprendería, porque la deriva del hombre, desde hace ya bastante tiempo, para olvidarse del Mensaje de Cristo y seguir el mensaje del mundo es creciente e inaudita.
Por eso no es de extrañar que Cristo al partir de este mundo encargara a sus apóstoles la búsqueda de la paz tal como sugieren las palabras del Papa (Ibid):" El Señor resucitado encargó a sus apóstoles, y a través de ellos a sus discípulos de todos los tiempos, que llevaran su Palabra hasta los confines de la tierra...Ahora bien, ¿sigue teniendo de verdad valor tal encargo?...Se preguntan muchos, dentro y fuera de la Iglesia. ¿Sigue siendo relevante la misión? ¿No sería más apropiado reunirse en un sólo diálogo entre religiones para servir juntos a la causa de la paz mundial? Mi contra replica es: ¿Puede el dialogo sustituir a la misión?. Son muchos, en efecto, quienes hoy opinan que las religiones deben respetarse mutuamente y, dialogando entre ellas, convertirse en una fuerza común para la paz. Según esta forma de pensar, lo más frecuente es suponer que las distintas religiones son variantes de una única e idéntica realidad; que la -religión- es el genero común, que adopta formas diferentes en las distintas culturas, pero que no deja de expresar una misma realidad. La cuestión de la verdad, la que en un principio impulsaba a los cristianos más que cualquier otra cosa, queda aquí entre paréntesis. Se asume que la autentica verdad sobre Dios es en última instancia inalcanzable y que en el mejor de los casos, solo puede hacerse presente lo inefable mediante una variedad de símbolos.
Esta renuncia a la verdad parece realista y útil para la paz entre las religiones del mundo. Y sin embargo, es letal para la fe. En efecto, la fe pierde su carácter vinculante y su seriedad si todo se reduce a símbolos intercambiables en el fondo, capaces de referirse sólo de lejos al misterio inaccesibles de lo divino". En este mismo sentido en cierta ocasión el Papa san Juan Pablo II respondiendo a las preguntas de un celebre periodista sobre el budismo y en general sobre las religiones de Extremo Oriente, en cuanto a su aproximación al cristianismo venia a decir lo siguiente (Cruzando el umbral de la esperanza; Circulo de Lectores por cortesía de Plaza& Jané Ed. S.A. 1995):
La soteriología del budismo constituye el punto central, más aún, el único de este sistema. Sin embargo tanto la tradición budista como los métodos derivados de ella conocen casi exclusivamente una soteriología negativa...A pesar de los aspectos convergentes, hay una esencial divergencia. La mística cristiana de cualquier tiempo no nace de una iluminación puramente negativa, que hace al hombre consciente de que el mal está en el apego al mundo por medio de los sentidos, el intelecto y el espíritu, sino por la Revelación de Dios. Este Dios se abre a la unión con el hombre, y hace surgir en el hombre la capacidad de unirse a Él, especialmente por medio de la virtudes teologales: la fe, la esperanza y sobre todo el amor...El mundo es para el cristiano criatura de Dios, no hay necesidad por tanto de realizar un desprendimiento de su íntimo misterio. Para el cristiano no tiene sentido hablar del mundo como mal -radical-,ya que al comienzo de su camino se encuentra con Dios Creador que ama a la criatura, un Dios que ha entregado a su Hijo Unigénito, para que quien crea en Él no muera, sino que tenga la vida eterna (Jn 3, 16)"
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