EL VERBO ENCARNADO ES EL CUMPLIMIENTO DEL ANHELO **** PRESENTE EN TODAS LAS RELIGIONES



"El Verbo  Encarnado es el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad "  Son las palabras del Papa San Juan Pablo II  en su Carta Apostólica: *Tertio Millennio Adveniente* ; dada en Vaticano el 10 de noviembre del año 1994; ya a las puertas del tercer milenio de la nueva era. En dicha Carta el santo Padre nos recordaba a todos los hombres, entre otras muchas cosas de gran interés que: "Jesús  nació del pueblo elegido, en cumplimiento de la promesa hecha a Abrahán, recordada constantemente por los profetas. Éstos hablaban en nombre y en lugar de Dios.



En efecto, la economía del Antiguo Testamento está esencialmente ordenada a preparar y a anunciar la venida de Cristo, Redentor del Universo, y de su Reino Mesiánico. Los libros  de la Antigua Alianza, son así testimonios permanentes de una atenta pedagogía divina. En Cristo esta pedagogía  alcanza su meta: Él  no se limita a hablar -en nombre  de Dios- como los profetas, sino que es Dios mismo quien  habla en su Verbo Eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la búsqueda  de Dios por parte del hombre. 



El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo. Aquí no es sólo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a hablar de sí  al hombre  y a mostrarle el camino por el cual le es posible alcanzarlo. Es lo que proclama el Evangelio del Apóstol San Juan: *A Dios nadie le ha visto jamás: El Hijo Único, que es Dios y que estaba en el seno del Padre, Él  nos lo ha dado ha dado a conocer * (Jn 1, 18).El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo  presente  en todas las religiones  de la humanidad: Este cumplimiento es obra de Dios y va más allá de toda expectativa humana. Es misterio de gracia"



En efecto, como escribe San Pablo  a los Efesios, durante su cautividad en Roma, con la finalidad de darles a conocer  el gran misterio de la Redención, en el que Cristo es la piedra angular, fundamento de todo el edificio espiritual (Ef 1, 3- 10): "Bendito sea Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, quienes nos bendijo en Cristo con toda bendición espiritual en los cielos/ por cuanto Él  nos eligió antes de la creación del mundo para que  fuésemos santos e inmaculados en su presencia, por el amor/ y nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo/(...)/ Él nos ha obtenido con su sangre  la Redención, el perdón de los pecados, según la riqueza  de su gracia/ que ha derramado sobre nosotros  con una plenitud de sabiduría  y de prudencia/ dándonos a conocer el designio misterioso  de su voluntad, según  los planes que se propuso realizar por medio de Cristo/ cuando se cumpliera el tiempo: recapitular todas las cosas en Cristo, las de los cielos  y de la tierra "


Por eso, como aseguraba el Papa San Juan Pablo II: "El Verbo Encarnado es el cumplimiento del anhelo  presente en todas las religiones " No obstante,  el hombre en lugar de agradecer a Dios todo lo que ha hecho por él, puede llegar a decir en un acto de injusta incredulidad, sí, todo esto está muy bien pero: ¿Por que  Dios, ha permitido tantas religiones?  Decía en su día,  a este respecto, el Papa San Pablo II (Cruzando el umbral de la esperanza; Círculo de Lectores; por cortesía de Plaza & Janés Ed. 1994): "Desde la antigüedad hasta nuestros días, se halla en los diversos pueblos una cierta sensibilidad  de aquella misteriosa fuerza que está presente en el curso de las cosas y de los acontecimientos de la vida humana, y a veces también se reconoce la Suprema Divinidad, y también al Padre. Sensibilidad y conocimiento que impregnan la vida de un íntimo sentido religioso. Junto a eso las religiones, relacionadas con el progreso de la cultura, se esfuerzan en responder a las mismas cuestiones con nociones más  precisas y con un lenguaje más elaborado. 


 Y aquí, la declaración conciliar ( Vaticano  II) nos conduce a extremo Oriente...Es sabido que solamente un reducido tanto por ciento de la población, en el que es, el Continente más grande del mundo, confiesa a Cristo...Esto no significa que la tarea misionera de la Iglesia haya sido desatendida. Todo lo contrario, el esfuerzo ha sido y es cada vez más intenso. Pero la tradición de culturas antiguas, anteriores al cristianismo, sigue siendo  en Oriente  muy fuerte...El Concilio Vaticano II ha sido consciente de las enormes  dificultades existentes...Por eso, la declaración sobre las relaciones de la Iglesia con el hinduismo y con otras religiones del Extremo Oriente  es tan importante. Leemos: "En el induismo, los hombres investigan el misterio divino y lo expresan mediante la inagotable fecundidad de los mitos y con los penetrantes esfuerzos de la filosofía; buscan liberación de la angustia de nuestra condición, sea mediante formas de vida ascética, sea a través de la profunda meditación, sea en el refugio en Dios con amor y confianza. 


En el budismo, según varias escuelas, se reconoce la radical insuficiencia de este mundo mudable y se enseña un camino por el que los hombres, con corazón devoto y confiado, se hagan capaces de adquirir el estado de liberación perfecta o llegar al estado de suprema  iluminación por medio de su propio esfuerzo, o con la ayuda venida de lo alto...

La Iglesia católica no rechaza nada de cuanto hay de verdadero y santo en estas religiones. Considera con sincero respeto esos modos de vivir y de pensar...Las palabras del Concilio nos llevan a la convicción, desde hace tanto tiempo enraizada en la tradición, de la existencia  de los llamados  -Semina Verbi-  (Semillas del Verbo),presentes en todas las religiones..."























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