LA PARUSĺA O FIN DE LOS TIEMPOS ***** Y LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO



Los tres  sinópticos recogen el discurso  escatológico de Cristo en sus Evangelios y por su parte el Apóstol san Pablo, toca también este importante tema en su primera Carta a los Corintios, en su primera Carta a los Tesalonicenses y en su segunda  Carta a los Tesalonicenses. El discurso escatológico de Cristo se refiere tanto al hecho histórico ocurrido en siglos pasados de la destrucción de Jerusalén, como al hecho histórico por venir,  en un futuro ya no muy lejano (Parusía) : La Segunda venida de Cristo a la Tierra. En dicho discurso del Señor  se entremezclan ambos acontecimientos escatológicos de una extraña forma, por lo que hay que tener cuidado a la hora de interpretarlos...

Así narraba san Mateo  la segunda venida de Cristo (Mt 24, 29-35):" En aquellos días, después de esta angustia (señales previas a la  segunda venida),el sol se oscurecerá, la luna no alumbrará, las estrellas caerán del cielo y las columnas del cielo se tambalearán/ Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; todas las tribus de la tierra se golpearán el pecho y verán al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad/ 


Y mandará a sus ángeles con potentes trompetas, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos desde uno a otro extremo del mundo/ Aprended del ejemplo de la higuera. Cuando sus ramas se ponen tiernas y echan hojas, conocéis que el verano se acerca/ Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él ya está cerca, a las puertas/(...)/ El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán/ Pero  aquel día y aquella hora nadie la conoce, ni los ángeles  del cielo, ni el Hijo, sino el Padre"

Estos últimos versículos del Evangelio de san Mateo parecen recordar algunos pasajes del Antiguo Testamento, más concretamente de los libros  de los profetas:  Isaías (Is 13,10), Zacarias (Zac 12,12-14) y Daniel (Dan 7,13-14),respectivamente. En general, los Padres de la Iglesia ven en versículo 30 la señal de la Cruz de Cristo.

El Papa Benedicto XVI, recordando el tiempo de la Parusía y las realidades últimas (escatología)  aseguraba que éstas, partén siempre, del acontecimiento de la Resurrección...Y en este sentido, nos recordaba la primera Carta a los Tesalonicenses  de san Pablo ,en la que se habla de la vuelta  de Jesús (Ts 4, 13-18): 


"No queremos, hermanos, que ignoréis lo que se refiere a los que duermen, para que no os aflijáis como estos otros que no tienen esperanza/ Porque, si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios llevará consigo por medio de Jesús a los que durmieron/ Pues esto os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos (...),no nos adelantaremos a los que durmieron/Porque el mismo Señor, a la señal dada por la voz del arcángel y al son de la trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero;/ después nosotros, los vivos, los que quedemos, junto con ellos seremos arrebatados entre nubes por los aires al encuentro del Señor; y así estaremos siempre con el Señor/ Por tanto, consolaos mutuamente con estas palabras"

En esta primera Carta de san Pablo a los Tesalonicenses se pone de manifiesto la preocupación de este pueblo, convertido al cristianismo por el apóstol, por lo que sucedería con los difuntos (los cristianos que ya habían muerto), al llegar la Parusía. San Pablo en su misiva, afirma una verdad fundamental de nuestra fe, la resurrección de los muertos. Decía  el Papa Benedicto XVI a este respecto (Audiencia General; miércoles 12 se noviembre de 2008):


"San Pablo describe la Parusía de Cristo con acentos muy vivos y con imágenes simbólicas, pero que transmiten un mensaje esencial: Nuestro futuro es -estar con el Señor- ; en cuanto creyentes, en nuestra vida ya estamos con el Señor; nuestro futuro, la vida eterna, ya ha comenzado. En la segunda Carta a los Tesalonicenses, San Pablo, cambia la perspectiva; habla de acontecimientos negativos, que deberán suceder antes,  al final y conclusión . No hay que dejarse engañar, dice, como si el día del Señor fuera verdaderamente inminente, según un calculo cronológico: *Por lo que respecta a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con Él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar tan fácilmente en vuestros ánimos, ni os alarméis por algunas manifestaciones del Espíritu, por algunas palabras o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el día del Señor. Que nadie se engañe de ninguna manera* (2 Ts 2, 1-3). La continuación de este texto anuncia que antes de la venida del Señor tiene que llegar la apostasía y se revelará un no bien identificado *hombre inicuo* , el *hijo de la perdición* ,que la tradición llamará después Anticristo "


Como decía, en efecto, en dicha Carta de san Pablo (2 Ts 2, 5-8): " ¿No recordáis que cuando todavía estaba entre vosotros ya os decía estas cosas?/ Y sabéis qué detiene ahora el que él se manifieste a su tiempo/ Porque el misterio de la iniquidad está ya operando, sólo que el que ahora lo detiene llegará un momento en que sea quitado de en medio/ Y entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús exterminará con el soplo de su boca y destruirá con el esplendor de su venida"

Se comprende que el Apóstol ante las excesivas preocupación por la Parusía, tratará de corregir esta situación creada entre la población de Tesalónica mediante esta segunda Carta.El día del Señor todavía no había llegado, pues primero tenía que manifestarse la apostasía del inicuo, aunque el inicuo ya estaba en acción, sigue en acción en nuestro tiempo y parece que ahora quiere manifestarse... 


Pero la intención de la Carta es ante todo práctica según el Papa Benedicto XVI: "Dice el Apóstol:*Cuando estábamos entre vosotros os mandábamos esto: si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado de que hay entre vosotros algunos que viven desordenadamente,sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A estos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan* (2 Ts 3, 10-12). En otras palabras, la espera de la Parusía de Jesús no dispensa de trabajar en este mundo. Precisamente así  crece nuestra responsabilidad de trabajar en y para el mundo"

Son las palabras de un gran Pontífice, muy oportunas para los tiempos que corren, donde la apostasía quiere extenderse cada vez más en todo el mundo. De cualquier forma, la defección en la fe (apostasía), se ha acentuado en otras ocasiones, en determinados momentos a lo largo de los siglos, con la consiguiente  acentuación de las dificultades y persecuciones para los creyentes... Oremos para que el Señor siga protegiendo a su Iglesia de los ataques del maligno.





























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