LOS MILAGROS DE JESÚS NOS ACERCAN A ÉL ****** PRIMERA PARTE



Sucedió que durante  su segundo viaje a Jerusalén, después de realizar el milagro de la curación de un enfermo en la piscina de Betzatá, el Señor tuvo un conflicto con los  judíos, que le  acusaron de obligar al hombre curado a realizar un trabajo en sábado ( Jn 5, 5-9):

"Había allí un hombre enfermo desde hacía treinta y ocho años/ Jesús al verlo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo:¿Quieres ser curado? /El enfermo respondió:-Señor no tengo un hombre que, al agitarse el agua(se suponía que entonces un ángel de Señor había bajado para moverlas), me introduzca en la piscina, y mientras yo voy otro desciende antes que yo- /Jesús  le dijo: -Levántate, toma tu camilla  y anda/ Al instante aquel hombre quedó curado, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado"

Fue entonces cuando los judíos persiguieron al Señor porque  hacía estas cosas  y Jesús les respondía (Jn 5, 17-18):

"Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo/Por esto, sobre todo, buscaban los judíos el modo de matarle, porque no sólo violaba el sábado, sino que también llamaba a  Dios, Padre suyo, haciéndose igual a Dios"


El apóstol del Señor ,san Juan, quiere sin duda constatar en este pasaje de la vida del Señor, el hecho evidente de que los judíos entendieron perfectamente la intención de Jesucristo al proclamarse Dios ante ellos y esto les enfureció. Sí, porque es necesario creer en el Hijo con la misma fe  con que creemos en Dios Padre. Ambos, Padre e Hijo, son iguales por tener la misma naturaleza divina, infinita en poder y majestad. Pero a la vez son dos Personas distintas. Así lo expresaba el Señor en su defensa ante los judíos (Jn 5, 19-29 ):

"Respondió entonces Jesús, y les dijo: -Os lo aseguro: el Hijo nada puede hacer por sí mimo, sino lo que ve hacer al Padre; pues lo que Él hace, lo hace igualmente el Hijo/ Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace, y le mostrará obras mayores que éstas, para que vosotros os maravilléis/ Pues así como el Padre resucita a los muertos y les da vida ,así también el Hijo da vida a los que quiere /Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregado al Hijo el poder de juzgar/ para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo ha enviado/ Os lo aseguro, quien escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no es juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida/ os lo aseguro: llega la hora, y es ésta, en que los muertos oirán  la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán./ Pues como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo tener vida en sí mismo/ Y le ha dado potestad para juzgar, ya que es el Hijo del hombre/ No os maravilléis de esto, porque llega la hora en todos los que estén en los sepulcros oirán su voz/ y los que hicieron bien saldrán para la resurrección de la vida, y los que practicaron el mal, para la resurrección del juicio"


Son palabras del Señor que deberíamos tener muy en cuenta en nuestros días, en los que ya parece más aproximo el momento en que tendrá lugar la Parusía...El hombre de hoy en día, al igual que en  tiempos de los apóstoles, se enfrenta de manera altanera ante el Hijo de Dios olvidando sus palabras y también los milagros que hizo durante su primera estancia en la tierra para demostrar su divinidad, como prueba palpable para aquellos que se acerquen a Él con sencillez y humildad de corazón. En este sentido el Papa Benedicto XVI nos dejó una gran reflexión sobre un  tema tan controvertido para algunos hombres alejados de Dios. Concretamente dice, en su libro -Jesús de Nazaret; Primera Parte- (La Esfera de los Libros S.L.,2007):


       

"La expresión -Hijo de Dios-, unía a Jesús al mismo ser de Dios. No obstante para determinar el tipo de vinculación antológica de que se trataba, fueron necesarias discusiones extenuantes desde el momento en que la fe quiso demostrar también su propia racionalidad y reconocerla claramente . ¿Se trata del Hijo en un sentido traslaticio, en el sentido de una -especial  cercanía a Dios-, o la palabra  indicaba que en Dios se daba realmente Padre e Hijo? ¿Supone que Él era realmente  -igual a Dios-,Dios verdadero de Dios verdadero? .

El primer Concilio de Nicea (325) solventó esta discusión con el término -Homoúsios- (Consustancial),de la misma naturaleza, el único término filosófico que ha entrado en el Credo. Pero  es un término que sirve para preservar la fiabilidad de la palabra bíblica; nos quiere decir :Cuando los testigos de Jesús nos dicen  que Jesús es -el Hijo-, no lo hacen en un sentido mitológico ni político, que eran los dos significados más familiares en el contexto de la época.  



Es una afirmación que ha de entenderse literalmente :Sí, en Dios mismo hay desde la eternidad un diálogo entre  Padre e Hijo que, en el Espíritu Santo ,son verdaderamente el mismo y único Dios"

El Señor nunca utilizó el título de -Mesías- para referirse a sí mismo; el de -Hijo de Dios-, sí lo utilizó por ejemplo en algunos pasajes del Evangelio de san Juan, como en el caso del milagro que hemos recordado, donde Él mismo aclara maravillosamente lo que ello significa y nos recuerda los peligros que acarrea para el hombre poner en duda su palabra...    

Por su parte, el Papa nos da alguna información más sobre el origen de la expresión -Hijo de Dios- (Ibid): "La expresión -Hijo de Dios- se deriva de la teología política del antiguo Oriente. Tanto en Egipto como en Babilonia ,el rey recibía el título de -hijo de Dios-;el ritual de entronización era considerado como -ser engendrado- como hijo de Dios, que en Egipto  se entendía  tal vez en sentido real, como un origen divino misterioso, mientras en Babilonia, de un modo más modesto, parece ser,  como una especie de acto jurídico, una adopción divina.       


Estos conceptos se adoptaron  en Israel en un doble sentido, al mismo tiempo que fueron transformados por la fe de Israel. Dios mismo encarga a Moisés decirle al faraón: *Así dice el Señor: Israel es mi primogénito, y te ordeno que dejes salir a mi hijo, y yo te ordeno que dejes salir a mi hijo para que me sirva* (Ex 4, 22s).Los pueblos son la gran familia de Dios, Israel es el -hijo primogénito- y como tal, pertenece de modo especial a Dios con todo lo que  la -primogenitura- significaba en el antiguo  Oriente. Durante la consolidación del reino davinico la ideología monárquica del antiguo Oriente  se traslada al rey en el monte de Sión... Así,  el oráculo sobre el rey de Sión fue desde el principio una palabra de esperanza en el rey que habría de venir, una expresión  que apunta más  allá del instante presente, del -hoy- del entronizado.


El cristianismo de los orígenes adoptó enseguida este término, reconociendo que se hizo realidad en la Resurrección de Jesús. Según los hechos de los Apóstoles (13, 32 ss.)en su grandiosa exposición de la historia de la salvación que desemboca en Cristo, Pablo dice a los judíos reunidos en la Sinagoga de Antioquía de Pisidia: La promesa que Dios hizo a nuestros padres, nos la ha cumplido a los hijos resucitando a Jesús. Así está escrito en el Salmo segundo: *Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy*.

Podemos considerar estas palabras como una muestra de la incipiente predicación misionera a los judíos...La expresión -Hijo de Dios- se distancia del poder político y se convierte en expresión  de una unión especial con Dios que se manifiesta  en la Cruz  y en la Resurrección..."




















    



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