DOS SANTOS ITALIANOS **** QUE VIVIERON EN LA BAJA EDAD MEDIA




Mientras que la -Alta Edad Media- (S. XI - XIII ) fue un tiempo acogedor en el que los hombres pudieron ,en una gran parte, disfrutar de cierto desahogo económico ,por el contrario la segunda mitad de la -Edad Media- , la llamada- Baja Edad Media- (S. XIV- S. XV), fue todo lo contrario, las calamidades  golpearon rudamente a la Europa occidental . La falta  de alimentos fue enorme, fundamentalmente por la falta de recursos agroalimentarios. El clima fue muy frío y húmedo a causa de persistente lluvias torrenciales y ello dificultó enormemente la agricultura. Por otra parte, la llamada  -peste negra-, una enfermedad  terrible (bubónica  y neumónica), arrasaba poblaciones enteras,  junto con con las constantes guerras que también provocaban a su paso desolación y hambruna. Sin embargo, según los historiadores más optimistas , se cree que las gentes que sufrieron todo esto o parte de esto, reaccionaron adecuadamente  a tanta desgracia, se mostraron perseverantes y no se dejaron llevar del desaliento. Procuraron amoldarse a las circunstancias, consiguiendo así  que no se derrumbase totalmente la civilización alcanzada en siglos anteriores.

Ejemplos extraordinarios de vida, que transcurrieron durante este periodo de tiempo, son dos santos italianos que tienen en común además ,y sobre todo, de su santidad, el haber nacido en la región de la Toscana (centro de Italia). Nos referimos a santa Catalina de Siena y san Andrés Corsino (Obispo) que nació en Florencia capital de la región Toscana.


Este santo varón nació  el 30 de noviembre del año 1302 y su familia era una de las más ilustres, por lo que estaba rodeado de un ambiente propiciatorio para caer en una vida vacía y alejada de Dios, por eso la primera parte de su juventud se encontró rodeado de vicio y desenfreno, gracias a las malas compañías. Sus hagiógrafos aseguran que su santa madre tuvo una visión que la asustó mucho después de dar a luz a su hijo. Le pareció que había parido un pequeño lobo que, al pasar por la Iglesia de los padres carmelitas, se convirtió en un manso corderillo. Por eso, al ver el comportamiento de su hijo cundo era un joven atolondrado que se dejaba llevar por las malas compañías, lloraba mucho, pero un día su hijo la vio llorar y al contarle su madre la visión que había tenido sobre su futuro, sus palabras le conmovieron tanto que le dijo a su madre, que el lobo que había sido hasta entonces se convertiría, desde luego, en manso cordero. El muchacho arrepentido de sus pecados, en efecto, se fue inmediatamente a la Iglesia de los frailes carmelitas, y después de rezar durante un buen rato con gran fervor, tomó la resolución de abrazar la vida religiosa. 


Fue admitido por los carmelitas en el año 1318 y después de un noviciado de algo más de un año tomó los hábitos , siendo ordenado sacerdote en el año 1328, y de inmediato se retiró a un pequeño convento para estar más cerca de Dios.

Predicó en Florencia durante un tiempo y después se le envió a realizar los estudios en Teología en Paris, doctorándose en esta materia y cuando volvió a Italia, concretamente a la región de la Toscana, habiendo quedado vacante el Obispado de Fiésole, ciudad situada a una legua de Florencia, por unanimidad el cabildo lo eligió para que fuera su sucesor en tan alto cargo, aunque él en principio quiso rechazarlo porque se sentía indigno de recibirlo y hasta se ocultó para no ser nombrado; sin embargo  fue descubierto por un niño ,el cual se lo comunicó a las autoridades y ante hecho que él consideró una señal de cielo, al fin consintió a aceptar el cargo. Fue consagrado como Obispo a principios del año 1360. Como era un hombre humilde capaz de llevarse bien con todo el mundo y de resolver las desavenencias entre enemigos, el Papa Urbano V, informado al respecto sobre este don del nuevo Obispo, lo mandó a Bolonia  donde la nobleza y el pueblo estaban divididos y verdaderamente pudo resolver este grave problema, evitando un enfrentamiento doloroso para siempre.

 


 

Tenía por costumbre, seguir el ejemplo dado por Nuestro Señor Jesucristo al lavar los pies de sus Apóstoles antes de la Última Cena (Jn 13, 1- 20), lavando los pies a los pobres todos los martes. Tenía una lista con los nombres de todas las personas indigentes del lugar y siempre los trataba de ayudar en sus problemas; se dice que nunca despidió a ninguno sin una limosna.

Mientras celebraba la Misa del Gallo en la noche de Navidad en la Catedral, se sintió mal y tuvo el presentimiento de que ya le estaba llamando el Señor y así sucedió dos días más tarde en el año 1373 a la edad de setenta y un años. Fue enterrado en el convento de los carmelitas de Florencia y el Cielo confirmó su santidad con multitud de milagros después de su muerte.  



En cuanto a santa Catalina de Siena nació unos años después que san Andrés, en Siena  ciudad de la Toscana, concretamente en 1347,gemela de otra hermana, hijas ambas de un tintorero que trabajaba en dicha  ciudad. Sus hagiógrafos aseguran que Catalina tenia desde niña una innata tendencia a la virtud y a la oración, cosas que su padre no sabía apreciar con buenos ojos. Por eso la puso el mote de -la santica- y la ordenaba que se arreglase y luciese sus encantos ante sus numerosos pretendientes, cosa que por su puesto no hacía, salvo en una ocasión, por obedecer sus ordenes, de lo cual se arrepintió toda su vida., como su mayor pecado. Desde muy joven se había consagrado a Jesús, su divino Esposo, y todas sus aspiraciones se centraban en hacer una vida austera en soledad . Entró en la Tercera Orden de santo Domingo y se impuso así misma un riguroso silencio, que sólo rompía para hablar con su Confesor. Dormía poco, a penas comía y caía a menudo en éxtasis. Tenía frecuentes apariciones de Jesucristo, la Virgen, san Juan santo Domingo y otros santos.


A pesar de llevar una vida tan alejada del mundo, no estaba ignorante de lo que ocurría fuera de su monasterio, especialmente en la Iglesia católica. Y lo que sucedía no era nada bueno para ésta, porque el Pontificado después de la humillante muerte del Papa Bonifacio VIII (1294-1303) a manos del rey Felipe IV de Francia había entrado en un largo período de crisis institucional y tuvo que salir del Vaticano (Roma) para trasladarse a Francia. De 1305 a 1378 el Papa residió de forma continua en Aviñón un pequeño territorio situado en la frontera suroccidental de Francia...

Pues bien, la gran deseo de esta santa era lograr el regreso del Pontificado al Vaticano (en Roma), donde tradicionalmente desde el principio se había instalado la Cabeza de la Iglesia, siendo san Pedro apóstol el primer Papa de la Iglesia católica que se había instalado allí. 

Las cartas que escribió a los Papas que fueron pasando por Aviñón y a los príncipes reinantes en aquel momento en Europa, son prueba evidente de su consumada prudencia y habilidad para conseguir que finalmente razonaran y favorecieran este proyecto.  Conseguirlo no fue fácil; solo tras una serie de campañas militares en Italia, santa Catalina vio sus deseos cumplidos con el regreso del Papa a Roma después de sesenta años de ausencia.


Este Papa era Gregorio XI y la santa tenía proyectado trasladarse a Nápoles como embajadora del Sumo Pontífice cuando cayó enferma. Mostró una paciencia heroica frente al dolor y entregó su espíritu en Roma a los treinta y tres años de edad, igual que Nuestro Señor Jesucristo, al que ella tanto amaba. Esto sucedió en el año 1380. Una frase celebre de esta gran santa es: "En la amarguras desearéis la dulzura, y en la guerra, la paz"


















Comentarios

Entradas populares de este blog

TRABAJOS PUBLICADOS EN : MRM.MARUS (II)

LOS CRISTIANOS DEBEMOS SER TESTIGOS **** DEL AMOR DE DIOS

LA SAGRADA EUCARISTÍA **** Y LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI