JESÚS DIJO QUIÉN CREA EN MÍ ***** AUNQUE MUERA RESUCITARÁ




Durante su cuarto viaje a Jerusalén, Jesús  realizó el portentoso milagro de resucitar a su querido amigo Lázaro, el hermano de Marta y María. Los hechos acaecidos a la llegada de Jesús a la casa de su amigo, fueron así narrados por el Apóstol San Juan (Jn 11, 20-44): 

"En cuanto Marta oyó  que venía Jesús, salió  a su encuentro. María entre tanto se quedó  en casa/ dijo Marta a Jesús: Señor,   si hubieras estado estado aquí, no habría muerto mi hermano/ Pero  también  ahora sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá/ Jesús le dijo: Tu hermano resucitará/ Marta le respondió: Sé que resucitará en la resurrección, en los últimos días/ Jesús le dijo: Yo soy la Resurrección y la Vida. El que crea en mí, aunque hubiera muerto  resucitará/ Y todo el que vive y cree en mí, no morirá  para siempre/ ¿Crees  esto?  Le contesto: Sí, Señor, yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo/ (...)/Cuando María llegó a donde estaba Jesús, al verlo se postró a sus pies y le dijo: Señor, si hubieras esta aquí no habría muerto  mi hermano/ Jesús, cuando  la vio llorar, y los judíos que la acompañaban lloraban también, se estremeció en su espíritu, se conmovió/ Y dijo: ¿Dónde lo habéis puesto?: Señor, ven y lo verás /Jesús comenzó a llorar/ Decían entonces los judíos: ¡Mirad como le amaba!/ (...)/


Jesús conmoviéndose de nuevo, fue al sepulcro. Era una cueva sobre la que habían colocado una piedra/ Dijo Jesús: Quitad la piedra/ (...)/ Quitaron entonces la piedra. Jesús ,elevando los ojos al cielo dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado/Yo sabía que siempre me escuchas, pero  lo he dicho por la gente que me rodea, para que crean que tú me enviaste/ Y dicho esto,  gritó con voz potente: ¡Lázaro, sal fuera¡/  Y el que estaba muerto, salió  con los pies y las manos atados con  vendas del sudario. Jesús les dijo desatadlo y dejadlo ir"

Ante la voz imperativa de Jesús, el que había muerto, su amigo Lázaro, se levanta y comienza a moverse, pero por estar amortajado, no puede andar, por eso ordena que lo desaten. No cabe duda que las personas que presenciaron el milagro debieron impresionarse en extremo...Jesús con este milagro pone en evidencia su poder divino y la trascendencia de su misión redentora...


Por otra parte, la dimensión simbólica de este pasaje de la vida del Señor es muy clara: Él es la resurrección y la vida ;él es el Redentor, el vencedor de la muerte; él no deja abandonados a sus amigos; su unión con él es la garantía de la vida, no sólo en un futuro lejano como pensaba la hermana de Lázaro ( Marta ), sino que ya a partir del momento presente, desde la fe, el hombre vive ya en la eternidad de Dios. Más allá del milagro, se encuentra en este pasaje de la vida del Señor, una enseñanza transcendental y consoladora para la humanidad.

Como enseñaba el Papa Benedicto XVI en su Audiencia General un 7 de septiembre de 2005:"Debemos modelar continuamente nuestra ser y nuestra vida según la imagen del Hijo de Dios (2 Co 3, 18), Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su su Hijo querido (Col 1,13)... La consistencia y el crecimiento de la humanidad tienen en Cristo su raíz, su perno vital y su principio.


Precisamente con este primado  Cristo puede llegar a ser el principio de la resurrección de todos: El primogénito entre los muertos , porque todos revivirán en Cristo...Cristo como primicia; luego, en su venida, los de Cristo ( 1 Co 15, 22-23)"  

Igualmente, es interesante en este sentido, recordar las palabras de este gran Pontífice en su Audiencia General del 2 de noviembre de 2011:

"La realidad de la muerte con frecuencia ,para nosotros los cristianos, está iluminada por la Resurrección de Cristo...Aunque la muerte sea con frecuencia un tema casi prohibido en nuestra sociedad, y continuamente se intenta quitar de nuestra mente el solo pensamiento de la muerte, ésta nos concierne a cada uno de nosotros, concierne al hombre de toda época y de todo lugar .Ante este misterio todos, incluso inconscientemente, buscamos algo que nos invite a esperar un signo que nos proporcione consolación, que abra algún horizonte, que ofrezca también un futuro.      


El camino de la muerte, en realidad, es una senda de esperanza...Pero nos preguntamos ¿Por qué experimentamos temor ante la muerte? ¿Por qué una gran parte de la humanidad nunca se ha resignado a creer que más allá de la muerte no existe simplemente nada?  Diría que las respuestas son múltiples: Tenemos miedo ante la muerte porque tenemos miedo de la nada, a este partir hacia algo que no conocemos, que ignoramos. Y entonces hay en nosotros un sentido de rechazo, pues no podemos aceptar que todo lo bello y grande, realizado durante toda una vida se borre improvisadamente,  que caiga en el abismo de la nada. Sobre todo sentimos que el amor requiere y pide eternidad, y no se puede aceptar que la muerte los destroza en un momento. 

También sentimos temor ante la muerte porque, cuando nos encontramos hacia el final de la existencia, existe la percepción de que hay un juicio sobre nuestras acciones ,sobre como hemos gestionado nuestra vida, especialmente sobre aquellos puntos de sombra que, con habilidad, frecuentemente sabemos remover o tratamos de remover de nuestra conciencia...


 Hoy el mundo se ha vuelto, al menos aparentemente,  mucho más racional; o mejor , se ha difundido la tendencia a pensar que toda  realidad se debe afrontar con los criterios de la ciencia experimental, y que incluso, a la gran cuestión de la muerte se debe responder no tanto con la fe, cuanto partiendo de conocimientos experimentables, empíricos. Sin embargo, no se llegan a dar cuenta suficientemente de que precisamente de este modo se acaba por caer en formas de espiritismo, intentando tener algún contacto con el mundo del más allá de la muerte, casi imaginando que existe una realidad que, al final, sería una copia de la presente...Si reducimos al hombre exclusivamente a su dimensión horizontal, a lo que se puede percibir empíricamente, la vida misma pierde su sentido profundo. El hombre necesita eternidad, y para él cualquier otra esperanza es demasiado breve, es demasiado limitada. 


El hombre se explica sólo si existe un Amor que supera todo aislamiento, incluso la muerte, en una totalidad que trasciende también al espacio y al tiempo. El hombre se explica , encuentra su sentido más profundo, solamente si existe Dios. Y nosotros sabemos que Dios salió de su lejanía y se hizo cercano, entró en nuestra vida y nos dice : *Yo soy la Resurrección y la Vida: El que cree en mi , aunque haya muerto vivirá; y el que esta vivo y cree en mi no morirá para siempre* (Jn 11, 25-26)" 



















  


 






























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