LAS VÍAS PARA ACERCARSE A DIOS TIENEN COMO PUNTO DE PARTIDA EL MUNDO MATERIAL Y LA PERSONA HUMANA





La catedral de León (España) construida en el siglo XIII es un ejemplo palpable de que los hombres siempre han creído en un ser superior; se dice *que fue tanta la emoción que imprimieron los constructores en sus piedras, que el cuerpo de su fábrica, casi inmaterial, sufrió muy pronto las consecuencias de su misma fragilidad*.Pero si embargo, sigue en pie en nuestros días recordando nos la presencia de Dios entre los hombres...  

Y es que Dios existe y el Catecismo de la Iglesia Católica así lo manifiesta (nº31 a 32): "Creado a imagen de Dios, el hombre, llamado a conocer y amar a Dios descubre ciertas vías para acceder al conocimiento de Dios...Estas vías para acercarse tienen como punto de partida la Creación: el mundo material y la persona humana/ 
El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.../ 
El hombre con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual. La -semilla de la eternidad que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia-, su alma, no puede tener origen más que en Dios" 



En efecto, por eso el Patriarca Abrahán aparece en el Antiguo Testamento, como un modelo de confianza  en el Señor y de confianza en su palabra, y por eso, el Señor se le apareció  (Gén 18,1-5): "El Señor se le apareció a Abrahán junto a una encina de Mambré, mientras el estaba sentado a la puerta de la tienda en lo más caluroso del día / Alzo la vista y vio a tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra / y dijo: *Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo / Hare que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol* / Contestaron : *Bien, haz lo que dices*"

Al acoger a aquellos seres misteriosos, acoge al mismo Dios que más tarde premia su hospitalidad con la promesa de un hijo que le dará Sara, su mujer (la que llamaban estéril) y es que el alma del hombre no puede tener más que origen en Dios y Dios le premia cuando le demuestra su fidelidad y su amor como hizo este Patriarca. 



Ahora bien, el pecado está siempre presente en la historia del hombre tal como también nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica (nº 386):
"Sería vano intentar ignorarlo o dar a esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar reconocer el vínculo profundo del hombre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado no es desenmascarado en su verdadera identidad de rechazo y oposición de Dios, aunque  continúe pensando sobre la vida del hombre y sobre la historia"

Sí, se podría decir que desde el principio de los siglos, el hombre aconsejado por el maligno se ha  dejado llevar por la soberbia, el pecado primero,  de nuestros primero padres. El Papa Benedicto XVI durante una entrevista concedida al padre jesuita Daniel Libanori (Roma 8-10  octubre de 2015) aseguraba a este respecto, que las cosas han ido muy mal en nuestros tiempos:
"Para el hombre de hoy, en comparación con la época de Lutero y con la perspectiva clásica de la cristiandad, la situación se ha invertido en cierto sentido, o, en otras palabras, ya no es el hombre el que cree necesitar justificarse ante Dios, sino que es de la opinión  de que es Dios el que debe justificarse por todas las cosas horrendas que hay en el mundo y ante la miseria del ser humano, todo lo cual dependería en última instancia de él.



Pese a todo, en mi opinión ,aún perdura, si bien de otra manera, la percepción de que seguimos necesitando la gracia y el perdón. Para mí, es un signo de los tiempos, el que la misericordia de Dios sea cada vez más central y dominante, empezando por sor Faustina Kowalska (1905-1938) (proclamada santa por san Juan Pablo II en el año 2000), cuyas visiones reflejan profundamente, de distintas maneras, la imagen de Dios y su anhelo de la bondad divina...Partiendo de las experiencias en las que pudo constatar desde su más tierna infancia toda la crueldad de los seres humanos, afirma que la misericordia es, en última instancia, la única auténtica reacción posible contra el poder del mal, y la única eficaz. Sólo donde hay misericordia termina la crueldad, termina el mal y la violencia."  



Por otra parte, como también podemos leer en el Catecismo de la Iglesia Católica (n* 908 a 910):

"Por su obediencia hasta la muerte, Cristo ha comunicado a sus discípulos el don de la libertad regia, para que vencieran en sí mismos, con la propia renuncia y vida santa, al reino del pecado / Los laicos, además, juntando también sus fuerzas, han de sanear las estructuras y las condiciones del mundo, de tal forma que, si algunas de sus costumbres incitan pecado, todas ellas sean conformes con las normas de la justicia y favorezcan en vez de impedir las virtudes.
Obrando así, impregnarán de valores morales toda la cultura y las realizaciones humanas"

Por ultimo, es importante destacar, en  nuestros días, el importante papel de los laicos dentro de la Iglesia Católica (n* 940 y 943):



"Siendo propio del estado laico vivir en medio del mundo y de los negocios temporales. Dios les llama a que movidos por el espíritu  cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento / Debido a su misión regia, los laicos tienen el poder de arrancar al pecado su dominio sobre sí mismos y sobre el mundo por medio de la abnegación y santidad de vida"




 


















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