SAN PEDRO Y SAN PABLO **** APÓSTOLES DE CRISTO

 



El 29 de Junio es la festividad de los apóstoles san Pedro y san Pablo.  Una fiesta tradicionalmente muy celebrada por la Iglesia de Cristo ya que ellos son los dos pilares fundamentales sobre los que descansa la capacidad evangelizadora de la misma.

Simón Pedro  es el  Vicario de  Cristo, el primer Papa, aquel a quien dijo el Señor:*Tu eres Pedro, y  sobre esta piedra edificaré mi Iglesia*

San Pablo había sido gran perseguidor de los cristianos con el nombre de Saulo pero se convirtió después en uno de los mayores apóstoles de Jesucristo.

Tal día como este Simón Pedro subió al patíbulo de la cruz, y un día como este, el apóstol san Pablo, lumbrera de todo el orbe, inclinando su cabeza por el nombre de Cristo, fue coronado por el martirio...




San Pedro nació en Betsaida, era pescador de profesión y se llamaba Simón. Jesucristo estuvo en su casa y curo a su suegra tal como podemos leer en el Evangelio de san Mateo (Mt 8,14). Confesó la divinidad de Jesucristo (Mt 8, 16) y se reconoció indigno de que Jesucristo le lavara los pies (Jn 12, 6) .Defendió a Jesús cuando lo apresaban  para matarlo, llegando a corta una oreja a Marco, criado del pontífice (Mt 26, 51), aunque el Señor después se la restituyó milagrosamente...Todas estas cosas nos hablan de un hombre bueno totalmente fiel a Cristo. Sin embargo, el miedo a la muerte le hizo en un momento dado negarlo, por tres veces, como el propio Señor le había profetizado que ocurriría, aunque en seguida se arrepintió y lloró amargamente por su cobardía, haciendo penitencia por su enorme pecado (Mt 23, 69). 


En el libro de los Hechos de los apóstoles de san Lucas se narra como después de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y la Virgen María, reunidos en Jerusalén durante la fiesta de Pentecostés, san Pedro pronunció su primer Sermón ante la multitud reunida y asombrada ante los hechos acaecidos en el entorno donde ellos estaban celebrando la fiesta, para decirles entre otras muchas cosas (Hch 2, 14-17): "¡ Oh vosotros judíos, y todos lo demás que moráis en Jerusalén ! estad atentos a lo que voy a deciros , y escuchad bien mis palabras/ No están éstos embriagados, como sospecháis vosotros, pues no es más que la hora tercia del día/ Sino que se verifica lo que dijo el profeta Joel/ Sucederá en los postreros días, dice el Señor, que yo derramaré mi espíritu sobre todos los hombres; y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; y vuestros jóvenes tendrán visiones, y vuestros ancianos revelaciones en sueños..."

Desde aquel mismo momento todos los apóstoles sintieron la llamada a la evangelización de los hombres aunque por un tiempo permanecieron unidos como primera Iglesia de Cristo y así Pedro acompañado por el más joven de los apóstoles, Juan, salió a las calles de Jerusalén a proclamar la Palabra de Dios. Fue entonces cuando en las cercanías al Templo encontraron a un hombre cojo de nacimiento y el Señor hizo el milagro de curarlo por mediación de san Pedro el cual le dijo al cojo (Hch 3, 6-8): "Plata ni oro yo no tengo; pero te doy lo que tengo: En nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y camina/ Y cogiéndole de la mano derecha lo levantó, y al instante se le consolidaron las piernas y las plantas /Y dando un salto de gozo se puso en pie y echó a andar ; y entró con ellos en el Templo, andando con sus propios pies, y saltando y loando a Dios"

Este primer milagro del Señor por medio de Pedro dio mucho que hablar entre el pueblo judío de tal suerte que las autoridades asustadas del poder de los apóstoles del Señor apresaron a Pedro y a Juan para examinarles respecto de la curación de aquel tullido. Ellos valientemente confesaron su fe en Jesucristo y aunque les ordenaron que no siguieran predicando en su nombre, ellos, en cuanto salieron de la calce siguieron evangelizando al pueblo judío...Fueron de nuevo perseguidos, ellos y los demás apóstoles que también evangelizaban .Concretamente el rey Herodes temeroso de estos hombres que poseían poderes divinos y arrastraban a las gentes tras de sí para escuchar sus palabras mandó encarcelar y matar a Santiago (el Mayor) y encarceló de nuevo a Pedro. Pero un ángel del Señor lo rescató (Hch 12, 7-10).  Se cree que a partir de aquí Pedro logró llegar a Roma e instauró la Iglesia de Cristo, siendo desde entonces la Sede Papal de la misma.   

                                           


Por su parte Saulo respiraba amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, por eso se presentó voluntario al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para la Sinagoga de Damasco con el fin de encarcelarlos y así acabar con lo que él consideraba un descamino de la verdad, de su verdad...El apasionamiento que puso en esta misión  y su convicción de lo que él creía justo más  tarde se convertiria, después de la llamada del Señor para que fuera su Apóstol, en una búsqueda arrolladora de la verdad y en una caridad sin límites (1 Cor 9,1).Esta situación transformará radicalmente  su vida.



Su conversación,  no fue sin embargo  consecuencia de un simple proceso natural, psíquico o emocional, más bien se debió a una gracia directa del Señor que como llega a confesar él mismo le convenció por completo y le lleno de amor hacia  Cristo y su Mensaje (Flp 3, 12). Este hombre había nacido en Tarso de Cilicia, de padres judíos fieles cumplidores de la ley. Así, su primera educación fue hebrea, aunque  aprendió también el griego y se inició en la cultura helénica. Ya en Jerusalén bajo la dirección de Gamaliel (gran sabio de la época), de rectitud religiosa y moral intachable, completó su formación religiosa  y práctico por entero la doctrina religiosa judía. Sin embargo la visión En el camino de Damasco (cuando perseguía a los cristianos) transformó radicalmente su vida. Realizó tres viajes apostólicos para evangelizar al mundo entonces conocido y se cree que en invierno del 57 al 58 llegó Corinto, meta final de su tercer viaje por Oriente. Finalmente acusado por los judíos Pablo fue encarcelado en Jerusalén pero apeló al César por su condición de ciudadano romano y así a finales del año 60 pudo partir hacia Roma, pero allí siguió prisionero,en su propia casa, por espacio de dos años, desde donde siguió predicando mediante sus famosas Cartas recogidas en el Nuevo Testamento. Después de estos dos años parece que fue liberado de su encarcelamiento y fue por entonces cuando quizás pudo realizar su ansiado viaje a España. Más tarde parece probable que hiciera su último viaje a Oriente. De nuevo fue encarcelado y  se cree que fue a finales del año 67 cuando murió por martirio ,al igual  que le sucedió a san Pedro.










































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